Ninguno ha desvelado, por el momento, cuál será su futuro inmediato. Puede que ni ellos mismos aún lo sepan. Lo que sí sabían era que no iban a volver a jugar con la camiseta blanquinegra en el Juventus Stadium.
Y cada uno lo encaró de manera diferente, porque diferentes han sido los condicionantes de su salida. Giorgio se despidió sonriente, con el carisma que siempre le ha caracterizado, y dueño de su destino. Él mismo ha decidido cuándo parar. Paulo lo hizo con los ojos vidriosos, al borde de la lágrima, despidiéndose de un club que no ha querido renovarle.
En el minuto 17, como años ha estado el capitán en el club turinés, sacó el cartelón el cuarto árbitro indicando un cambio. De Light estaba preparado, los focos apuntaron entonces al mítico '3' de la 'Juve', que con una sonrisa de oreja a oreja, feliz -como el mismo ha reconocido- de dejar el equipo con un nivel futbolístico acorde al de su carrera, fue abrazándose uno a uno con sus compañeros, casi consolándoles a ellos, como si no fuera él el que se marchaba.
Y es que Giorgio ha sido, es y será una leyenda de la 'Vecchia Signora', con nueve 'Scudetti' consecutivos a sus espaldas, cinco Coppa Italia y cinco Supercopas de Italia. Con razón el club turinés serigrafió el mensaje "Giorgio, the GR3ATEST" (Giorgio, El M3JOR) en la camiseta de la noche, la que será la de la próxima temporada.
Un contraste con la salida del campo de Dybala. En el minuto 77, como los años (siete) que ha estado en el conjunto juventino, Paulo emprendió su camino hacia el banquillo. El mismo camino que había recorrido Giorgio en la primera mitad sonriendo. Él, sin embargo, lo hizo serio, cariacontecido, con los ojos reteniendo las lágrimas mientras todos sus compañeros le abrazaban. Esta vez sí, el que parecía que se iba, se iba.
La salida del argentino ha sido mucho más complicada y dolorosa para el jugador que ha levantado cinco 'Scudetti', cuatro Coppa Italia y tres Supercopas. Según informaron los medios italianos, club y jugador llegaron a un acuerdo para la extensión del contrato, pero las lesiones del futbolista de 28 años echaron atrás a la directiva.
Sea como fuere, dos jugadores míticos de la entidad abandonarán las filas en junio. Cada uno lo ha hecho a su manera, dependiendo de las circunstancias de la situación. Cuando ambos se reencontraron en el banquillo se fundieron en un abrazo que duró varios segundos. Y de nuevo ahí estaban: la sonrisa de Giorgio y los ojos vidriosos de Paulo.