De nada le sirvió al Niza la fama de "matagigantes" de la que se había hecho acreedor tras apear de la competición al todopoderoso París Saint-Germain en los octavos de final y posteriormente al Olympique de Marsella en los cuartos ante la solidez del Nantes.
Una fortaleza defensiva que impidió a los de Christophe Gaultier, el técnico que llevó el pasado curso al Lille al título liguero, generar claras ocasiones en todo el primer tiempo.
No mucho más incisivo se mostró de partida el Nantes, lo que hacía prever que la final se decidiría por pequeños detalles.
Se confirmó al minuto de la segunda mitad cuando el argelino Hicham Boudi tocó con una mano en el interior del área un centro de Quentin Merlin, que la colegiada del encuentro, Stephanie Frappart, la primera mujer en dirigir una final de la Copa de Francia, no dudó en señalar como penalti.
Pena máxima que Ludovic Blas, que sumó su quinta diana en la presente edición de la competición, no desaprovechó para establecer a los 47 minutos el que a la postre sería el definitivo 0-1.
Un gol que pareció espolear a los jugadores del Nantes, que pudieron doblar su ventaja en los siguientes minutos con un remate del español Pedro Chirivella y un cabezazo del nigeriano Moses Simon.
Fallos que permitieron revivir al Niza, que dispuso a los 71 minutos de una doble ocasión en las botas primero de Amine Gouri, que no pudo batir al portero Alban Lafont, y posteriormente de Andy Delort, que vio cómo el defensa brasileño Andrei Girotto evitaba el tanto del empate.
La falta de pegada acabó por condenar a un Niza, que no pudo impedir que el Nantes lograse, veintidós años después, su cuarto título de campeón de la Copa de Francia, que permitirá a los "canaris" disputar el próximo curso la Liga Europa.