¿Cuál será el estado de la pandemia en poco más de un año, en el momento de la disputa de este primer Mundial en Oriente Medio? Imposible responder con certeza, pero algo está claro; contrariamente a los Juegos de Tokio, que tuvieron lugar sin público, los organizadores cataríes prometen estadios llenos.
Podría ser la primera vez en un gran evento deportivo en la era covid-19, si los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín tuviesen lugar asimismo a puerta cerrada en febrero de 2022, como sugirió un responsable del Comité Olímpico Internacional. “Pase lo que pase, espero que contemos con aficionados, también extranjeros, en los estadios”, afirma Danyel Reiche, profesor asociado de la universidad de Georgetown en Qatar.
Los últimos meses, Qatar ya ha organizado varios eventos deportivos, aunque de menor importancia, argumenta. En su haber, el pequeño emirato ha sido recientemente centro de vacunación para los deportistas olímpicos que acudieron a Tokio, y acogió asimismo al equipo de refugiados que participó en la cita olímpica. Y Qatar se ha comprometido a lograr un millón de dosis para los aficionados no vacunados. Los organizadores de Qatar-2022 acudieron a Tokio durante los Juegos para observar el dispositivo sanitario en las competiciones.
Derechos de los trabajadores
A día de hoy, el pequeño país se halla en obras de construcción de las sedes. Y su dirigente, el jeque Tamim ben Hamad Al-Thani, reconoció que la pandemia causó un retraso “muy limitado” en algunos proyectos de infraestructuras. “Los preparativos (...) estarán todos terminados en los próximos meses”, apuntó en vista de un torneo cuyos responsables esperan que reporte cerca de 20.000 millones de dólares (17.000 millones de euros) a la economía de Qatar.
La construcción de los estadios y otras infraestructuras ha suscitado críticas recurrentes sobre violaciones de derechos humanos hacia miles de obreros y trabajadores pobres llegados de África y Asia. En un gesto de protesta, numerosas selecciones selecciones europeas mostraron su apoyo a los derechos humanos antes de sus partidos de clasificación al Mundial, especialmente Noruega y Alemania.
Doha reconoce que quedan esfuerzos por realizar pero presume de los avances sociales inéditos producidos en la región del Golfo. El febrero, Qatar desmintió las informaciones del periódico británico The Guardian cifrando en más de 6.500 el número de trabajadores migrantes fallecidos en Qatar desde la atribución del Mundial en 2010.
¿Cerveza para todos?
Varios grupos de aficionados y de comentaristas se preocupan por su parte de la falta de animaciones previstas en un emirato musulmán especialmente conservador y poco asociado al espíritu festivo que acompaña a los Mundiales. Actualmente, el comité de organización estima la recepción de un millón y medio de visitantes a lo largo del mes de competición.
“Pasé muchas noches en fiestas en playas con miles de personas en Doha” , aseguró recientemente Ronald De Boer, embajador del Mundial 2022 y antiguo internacional neerlandés, quien vivió cinco años en la capital catarí. “Doha estará preparada para acoger a esos aficionados·, estimó tranquilizando a los futuros visitantes sobre la venta de bebidas alcohólicas.
Mientras la cerveza estará disponible en las fan zones, es sin embargo probable que no puedan tener acceso a la bebida en los estadios, una decisión que aún no se ha tomado oficialmente. A excepción del público en los palcos VIP, que tendrán acceso a bares bien abastecidos.