"La decisión no sólo fue tomada en corto plazo, sino que el nuevo anfitrión cuenta con un número alarmante de casos de COVID-19, lo que requiere una muy buena y anticipada preparación. El breve plazo en que la iniciativa fue confirmada podría conllevar graves consecuencias para la salud de los futbolistas profesionales, el personal y el público en general", señaló.
En un comunicado, FIFPRO insistió en que desde el inicio de la pandemia ha "manifestado claramente que la salud pública y la seguridad deben ser la prioridad máxima dentro de la industria del fútbol, incluso más en estos tiempos extraordinarios".
"La decisión de trasladar con tan poco tiempo de antelación a cientos de futbolistas para competir en un torneo de semejante complejidad abre un escenario de incertidumbre para cada uno de ellos y sus familias", añadió.
El sindicato solicitó "respetuosamente a la CONMEBOL que tome todas las medidas requeridas para asegurar que la competición no ponga en riesgo a los jugadores, mientras la pandemia continúa debilitando a los servicios de salud pública en la región".
"FIFPRO apoyará naturalmente a cada futbolista que decida rechazar la convocatoria y no participar en el torneo en base a sus preocupaciones respecto a salud y seguridad. Al igual que en otras competiciones de selecciones disputadas previamente durante la pandemia, los jugadores deben tener la posibilidad de priorizar su salud y la de sus familias sin temor a ser sancionados", añadió.
La CONMEBOL decidió hace 24 horas que la competición se juegue en Brasil a partir del próximo día 13, después de quedar descartadas Argentina y Colombia donde iba a disputarse inicialmente.