“El fútbol no puede permitirse que haya transacciones de jugadores que susciten dudas y sospechas en el mundo entero”, subrayó Infantino en un artículo publicado este domingo por el diario “Le Parisien”.
Para él, el problema de la credibilidad del fútbol no es tanto que los fichajes o las remuneraciones de los jugadores parezcan desorbitados, sino “la fragilidad del sistema que controla” esos traspasos.
“Las consecuencias -advirtió- son perjudiciales e incluso nefastas para la imagen del fútbol, sobre todo al aceptar que se asocie su reputación a la firma de acuerdos dudosos fuera de cualquier parámetro serio”.
El presidente de la FIFA apostó por establecer “un límite al número de jugadores que un club está autorizado a conservar en su efectivo y, más importante todavía”, normas sobre cómo se gasta el dinero en transferencias.
Consideró intolerable que un equipo tenga “decenas” de futbolistas con contrato y preste algunos de ellos a otros clubes que podrían ser rivales, ya que eso “mina la credibilidad del juego” y favorece “una especulación sobre el valor de los jugadores que ética y humanamente es inaceptable”.
La idea de Infantino no es necesariamente que se marque un techo salarial individual para los jugadores, ni tampoco para el monto de un traspaso, pero sí “un límite a lo que un club puede comprometerse a gastar”.
A su juicio, la única forma de garantizar un sistema equitativo es que los clubes que forman a un jugador sean recompensados en consecuencia y que, más en general, equipos y futbolistas estén protegidos para que “el dinero no acabe por estropearlo todo”.
En sus propias palabras, el sistema de traspasos necesita “una revolución completa” en la que se impliquen las confederaciones, las asociaciones que las componen, las ligas, los sindicatos de jugadores, los clubes, pero también los gobiernos y las entidades políticas internacionales.
El establecimiento de “reglas claras y estrictas” para hacer más transparentes los traspasos fue objeto de análisis en la segunda ronda de las cumbres ejecutivas de la FIFA el pasado marzo en Lima, donde Infantino lamentó que éstas todavía no existen y son objeto de debate dentro de la organización que preside desde febrero de 2015.