Historia de los Mundiales

El 21 de mayo de 1904 se dio un paso importante hacia la creación de la Copa del Mundo: nació la Federación Internacional de Fútbol Asociado, en París. Después de la Primera Guerra Mundial, en un país de Sudamérica, se realizó el primer Mundial en 1930.

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Uruguay 1930 

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) frenó la posibilidad de crear un torneo a nivel planetario. En 1920, la llegada a la presidencia de Jules Rimet dio un espaldarazo a la creación una competición intercontinental de naciones.

Diez años después, los anhelos de los hombres del fútbol de aquella época cristalizaron con la primera Copa del Mundo en Uruguay. El pequeño país sudamericano se había ganado el derecho a organizar aquella primera edición después de haberse llevado el oro en los Juegos Olímpicos de París en 1924 y Amsterdam en 1928.

En este primer Mundial en “blanco y negro” sólo acudieron cuatro naciones europeas (Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania) ya que, según esgrimieron otras federaciones, el viaje en barco resultaba demasiado largo, 15 días, y costoso. A esos cuatro países se le sumaron otros nueve americanos, para sumar trece en total.

El primer partido, disputado el 13 de julio, enfrentó a México y a Francia (4-1 victoria gala). Los amantes de las estadísticas ya contaban con un precioso dato: el primer gol de un Mundial lo marcó el francés Lucien Laurent en el minuto 19. Como era previsible, dos países sudamericanos llegaron a la final. Argentina, que se deshizo en semifinales de un sorprendente Estados Unidos (6-1), y el anfitrión, Uruguay, que liquidó a Yugoslavia (6-1).

El duelo rioplatense estaba de nuevo servido: los dos países se volvían a ver las caras después de la final olímpica de 1928 y Argentina clamaba venganza. La Argentina del artillero Stabile ganaba en el descanso (2-1), pero la Celeste de Andrade, Cea y Scarone dominó claramente la segunda parte y metió tres goles que sellaron el 4-2 y Uruguay se convirtió en el primer vencedor.

Italia 1934 

Cuatro años después, en 1934, se disputó en Italia el primer Mundial en Europa. “Que Dios lo ayude si fracasa”, dicen que advirtió el dictador Benito Mussolini al seleccionador italiano, Vittorio Pozzo. El "Duce" quería propaganda para su régimen y comprendió cómo obtenerla: organizando un Mundial, el de 1934, y ganándolo. Para alcanzar su objetivo, Italia nacionalizó de urgencia a cuatro argentinos; Raimundo Orsi, Luis Monti, Enrique Guaita y Atilia Demaría, y al brasileño Anfilogino Guarisi.

Además, contó con la inestimable ayuda de unos árbitros muy favorables (la FIFA expulsó después a dos de ellos) en un torneo de marcado carácter europeo. Y es que de las 16 naciones que participaron en la fase final (se inscribieron 32 y se disputó una ronda preliminar de clasificación) sólo acudieron tres representantes americanos: Argentina, Brasil y Estados Unidos, que apenas tuvieron tiempo de nada al caer eliminados en el primer partido.

Uruguay decidió no acudir en represalia por las ausencias europeas de cuatro años antes (única vez en la historia que el campeón no defendió su título) y Egipto se convirtió en la primera nación africana en participar en una Copa del Mundo. Italia disputó la final con una Checoslavaquia que contaba con figuras como el portero Planicka, Kostalek, Puc o Nejedly.

Puc abrió el marcador a los 72 minutos. Todo el estadio enmudeció. Pero a ocho del final empató Orsi y, ya en el tiempo suplementario, Angelo Schiavio hizo realidad el sueño del Duce: Italia era campeón mundial.

Francia 1938 

Olía a guerra en Europa cuando Francia recibió el Mundial de 1938. Austria, que disponía de una gran selección, no acudió a la cita a pesar de haberse clasificado porque el delirio expansión de Adolf Hitler comenzó con ellos. España tampoco fue, se desangraba en una guerra civil (1936-1939).

Con todo, 36 países se inscribieron para las eliminatorias, tres más que en Italia 1934, de los cuales pasaron 15. Además, y por primera vez, se aplicó el sistema de clasificación automática del país anfitrión y el último campeón. Brasil y Cuba, esta última primeriza en lides mundialistas, fueron los únicos representantes latinoamericanos. El resto boicoteó la cita porque creía que ésta debía intercalarse en continentes diferentes, por mucho que se tratara, en este caso, de una recompensa para la patria de Jules Rimet, el creador del torneo y que siempre luchó por que ésta no se politizara.

Sin embargo, el fútbol sudamericano estuvo magníficamente representado por un Brasil ya maduro. Fue la sensación del torneo gracias a uno de los pioneros en concebir el fútbol como espectáculo: Leonidas, el "Diamante Negro", exuberante centrodelantero capaz de los más increíbles malabarismos. De hecho, fue el mayor goleador de la cita con ocho tantos. En el primer partido, contra Polonia, metió tres (uno de ellos descalzo porque llovía mucho) en un vibrante encuentro que terminó 6-5 para los auriverdes tras la prórroga.

En cuartos fue decisivo contra los duros checos y, en semifinales, contra Italia, no jugó porque el entrenador brasileño decidió reservarlo para la final, tan convencido estaba de la victoria. Italia ganó aquella semifinal (2-1) y la final a Hungría por 4-2.

Brasil 1950

El mundo comenzaba a reponerse de los estragos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando la FIFA decidió en 1946, durante un congreso en Luxemburgo, celebrar la cuarta Copa del Mundo, un trofeo que empezó a llamarse a partir de ese momento Copa Jules Rimet en honor del creador de la justa.

Un solo país presentó su candidatura para organizarla, Brasil, donde el balompié ya se había convertido en pasión nacional. Las autoridades de aquel país decidieron deslumbrar construyendo el estadio más grande del mundo en Rio de Janeiro, el Maracaná, una mole para 200.000 personas. Los anfitriones fueron ganando todos los encuentros con un fútbol ágil y bonito gracias a figuras como Ademir y Chico.

En el último partido les bastaba un empate contra su pequeño vecino, Uruguay, para ser campeones del mundo. El Mundial parecía finiquitado. Pero llegó la sorpresa mayúscula. El 16 de julio, con un estadio Maracaná lleno a reventar, los uruguayos demostraron lo que es la garra charrúa. A los 47 minutos Brasil se adelantó con gol de Friaça. Juan Alberto Schiaffino trajo el empate a los 66'

Y a once minutos del final, un disparo rasante de Alcides Ghiggia enmudeció al estadio y a todo el país, era el 2-1 definitivo. Los uruguayos volvían a ser campeones gracias a una gesta (el Maracanazo) que quedó grabada en la historia de los mundiales.

Suiza 1954

Si Uruguay fue la sorpresa de 1950, Alemania dejó al mundo boquiabierto al imponerse contra todo pronóstico a los húngaros, claros favoritos, en la final del Mundial de Suiza en 1954. Y es que los magiares las tenían, en principio, todas consigo. Una selección de ensueño con estrellas de la talla de Sandor Kocsis, Zoltan Czibor o Ferenc Puskas, que llevaban, nada menos, que cuatro años sin perder.

Suiza fue elegida por haber salido indemne gracias a su neutralidad de la Segunda Guerra Mundial. Por América, Uruguay y Brasil también estaban decididos a presentar batalla, el primero para defender su título y el segundo, con un equipo totalmente nuevo, para sacarse la espina de cuatro años antes. Dieciséis países llegaron al torneo. Hubo dos grandes del fútbol ausentes: la URSS y Argentina.

Asia contó con un representante, Corea del Sur. Otra novedad, el torneo se retransmitió por televisión. Hubo un festival de goles: 140 en total, una media de 5,38 por partido, récord no superado hasta la fecha. Hungría vapuleó a Corea 9-0 y a Alemania 8-3. La abultada derrota germana se explica en parte porque su seleccionador, Sepp Herberger, se reservó a sus hombres para el siguiente partido, decisivo. No se equivocó.

Ya en cuartos, los magiares se las vieron con Brasil. Los húngaros acabaron ganando 4-2. Por su lado, Alemania se deshacía sin ruido de Yugoslavia (2-0). La suerte quiso enfrentar en semifinales a Hungría y Uruguay. Los magiares tuvieron que ganar en la prórroga (4-2) después de que los charrúas marcaran dos goles en los últimos tres minutos. Los alemanes, por su parte, se desembarazaron de los austríacos sin problemas (6-1).

Llovía mucho el 4 de julio en Berna, día y lugar de la final. Puskas, que decidió jugar a pesar de su esguince de tobillo, marcó el primer tanto. Czibor el segundo. Pero los alemanes no se amilanaron. Diez minutos después, Morlock y Rahn habían empatado el encuentro. Y a cinco minutos del final, un pase perfecto del capitán Fritz Walter convirtió a Rahn en el gran verdugo de los magiares. Hungría perdió el único partido que no debía. Alemania festejaba el “milagro de Berna”.

Suecia 1958

El Mundial de Suecia en 1958 significó la aparición de Pelé, que por entonces contaba sólo 17 años. Argentina volvió tras 24 años de ausencia, aunque para decepcionar: cayó humillada 6-1 por Checoslovaquia en la primera fase, en una participación recordada como el "Desastre de Suecia" por los dolidos hinchas argentinos. Además, fue el primer Mundial al que no asistió su fundador, Jules Rimet, fallecido en 1956 a los 83 años y un compatriota suyo, Just Fontaine, anotó él solito la friolera de trece goles, una marca no superada hasta hoy en día en un Mundial.

Pero Suecia fue sobre todo el Mundial auriverde. En semifinales goleó a Francia 5-2. La final, al contrario que en las dos ediciones anteriores, no deparó ninguna sorpresa. Brasil se impuso 5-2 al combinado anfitrión, con goles de Vavá (2), Zagallo y Pelé (2).

Chile 1962

Para ir a Chile, en 1962, hubo récord de inscripciones, con 56 países, de los que 16 llegaron. Este fue el primer torneo, además, en el que se aplicó la regla de la diferencia de goles en caso de empate en los partidos de primera ronda, lo que se tradujo en defensas cerradas, pocos tantos, y muchos lesionados.

A los cuatro días, ya sumaban 50, entre ellos Pelé, que sufrió un desgarro en un músculo de la pierna derecha en el segundo partido, contra Checoslovaquia, y privó al equipo favorito de su mayor estrella. Brasil sumó su segundo título, igualando a Italia y Uruguay, gracias a jugadores como Garrincha, gran estrella de este certamen, Amarildo, que soportó la responsabilidad de sustituir a Pelé, Didí, genial centrocampista, o Vavá, goleador implacable.

Aunque empezaron perdiendo la final ante Checoslovaquia, al marcar primero Masopust, acabaron ganando por 3-1.

Inglaterra 1966

Los Beatles y la minifalda arrasaban cuando los ingleses recibieron el Mundial del deporte que ellos inventaron 103 años antes. Setenta países, nuevo récord, se inscribieron para la cita, que las naciones africanas decidieron boicotear el evento porque al campeón de su zona se le obligaba a jugar con el de Asia para obtener una plaza.

A la cita inglesa acudieron diez selecciones europeas, cuatro sudamericanas, una asiática (Corea del Norte) y una por Centro y Norteamérica (México, que contó con el portero Antonio Carbajal en su quinto y último Mundial). En la primera ronda hubo dos sorpresas mayúsculas. La eliminación de Italia, que perdió 1-0 ante Corea del Norte, y de Brasil, que vio como su principal astro, Pelé, caía lesionado por durísimos marcajes, primero frente a Bulgaria y después contra Portugal, partido en el que quedó definitivamente fuera de juego tras dos patadas criminales del luso Joao Morais.

Aunque los portugueses, primerizos en lides mundialistas, no se limitaron a dar leña y también asombraron por sus buenas prestaciones. Su secreto: Eusebio, un artillero formidable que con sus nueve goles (fue el máximo anotador de la cita) llevó a su país hasta una increíble tercera posición.

En semifinales sólo quedaron equipos europeos. Alemania, en la que empezaba a despuntar un tal Franz Beckenbauer, ganó a la URSS (2-1), e Inglaterra, arropada por su público, hizo lo propio con Portugal gracias a dos tantos del inefable Bobby Charlton (2-1).

La final, disputada en el "templo" de Wembley, no estuvo exenta de polémica. Inglaterra ganó en la prolongación a Alemania (4-2) con un gol ‘fantasma’ de Geoff Hurst, que anotó tres tantos en la final y se convirtió en el único jugador en lograrlo hasta el presente.

México 1970

Espectáculo, estadios llenos, ambiente festivo y muy buen fútbol. Todo eso y mucho más se pudo ver en el Mundial de México 1970, para muchos el mejor de la historia a pesar del calor y la altura. Brasil dio un verdadero recital de maestría y creatividad con un equipo comandado por Mario Lobo Zagallo donde sobresalían gigantes como Pelé, Gerson, Jairzihho, Rivelino, Carlos Alberto. No perdió un solo partido y marcó 19 goles.

La FIFA introdujo algunas novedades importantes para esta cita. Comenzaron a usarse tarjetas rojas y amarillas, se estableció la diferencia entre lanzamientos directos e indirectos, y, sobre todo, se permitieron dos cambios de jugadores por equipo, toda una revolución.

Esta novena edición terminó de forma apoteósica en un estadio Azteca repleto y donde el Brasil del ‘Rey’ Pelé derrotó sin mucho problema a Italia por 4-1. Tricampeones (1958, 1962 y 1970), los auriverdes se llevaron en propiedad la Copa Jules Rimet.

Alemania Federal 1974

La FIFA, que estrenaba presidente, el brasileño Joao Havelange, decidió aprovechar la infraestructura de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972 y designó para 1974 a la República Federal de Alemania. Por primera vez, además, la televisión mostró el evento a todo el mundo, lo que se tradujo de inmediato en un éxito comercial, una característica que ya no abandonaría.

De los 16 países que acudieron a la fase final, Zaire fue el primero en representar al Africa negra, Australia debutó por Oceanía y Haití desbancó a México por América del Norte y Central. Holanda fue la gran revelación. Asombró a todos con su "fútbol total", una revolución que consistía en que todos los jugadores atacaban y todos defendían a imagen y semejanza del Ajax de Amsterdam, que por entonces dominaba en Europa.

A la cabeza de esta selección arrolladora estaba Johan Cruyff. Al final, se enfrentaron, como estaba previsto, los dos favoritos, Holanda y la Alemania Federal. La "naranja mecánica" no pudo con los locales, que ganaron por 2-1 e inscribieron su nombre en el palmarés por segunda vez.

Argentina 1978

Política y fútbol volvieron a darse la mano en el Mundial de 1978. Argentina estaba en plena dictadura militar (1976-1983) y muchos países amenazaban con boicotear la cita, cosa que al final no sucedió. El seleccionador argentino era César Luis Menotti, un gigantón que en cuatro años armó un conjunto ofensivo infalible con nombres tan solventes como Mario Kempes, Osvaldo Ardiles y Daniel Passarella.

De hecho, fueron el único destello de calidad en un Mundial que a duras penas alcanzó un aprobado en buen fútbol. Holanda no tuvo mayores problemas para deshacerse de sus rivales y lograr el pase a la final, mientras que Argentina necesitaba, tras vencer a Polonia y empatar con un Brasil muy mediocre en la segunda fase, meterle cuatro goles a Perú en el tercer encuentro.

El partido terminó con un abultado 6-0 a favor de los locales, un resultado sobre el que siempre ha recaído la sospecha de un arreglo, desmentido por unos y otros. En la final, Mario Kempes (máximo goleador y héroe de la cita con seis tantos) comenzó marcando, ventaja que los holandeses neutralizaron a pocos minutos del final. Ya en la prórroga, Kempes nuevamente y Daniel Bertoni sentenciaron el resultado ante la impotencia naranja (3-1).

España 1982

La gran novedad del Mundial de España fue la ampliación del número de participantes en la fase final: de los habituales 16 se pasó a 24. El partido inaugural, disputado en Barcelona, deparó la primera sorpresa. La campeona Argentina cayó 1-0 ante los belgas, en un partido en el que debutó en un Mundial Diego Armando Maradona.

Italia, que pasó por los pelos la primera fase, con tres empates en otros tantos partidos, acabaría ganando el título para sorpresa de todos. En la segunda fase quedó por el camino la extraordinaria selección brasileña de Zico, Sócrates o Junior, que bajó la guardia ante una Italia fustigada por su mal juego en la primera parte, pero que más tarde despertó gracias, sobre todo, a un fabuloso artillero, Paolo Rossi.

Rossi le marcó tres goles a los auriverdes (3-2) y, en semifinales, contra la Polonia de Grzegorz Lato y Zbigniew Boniek (2-0), volvió a brillar al marcar los dos goles de la victoria. En la final, Italia continuó su imparable marcha para vencer a Alemania por 3-1, con lo que igualaba en ese momento a Brasil con tres títulos mundiales.

México 1986

Diego Armando Maradona, esas son las tres palabras con que se puede resumir el Mundial de México-1986. El "Pelusa", héroe en el Nápoles, supo conducir hasta la victoria final a una Argentina muy criticada, que había sufrido lo indecible para clasificarse. En principio, México no tenía que haber recibido la cita mundialista, pero Colombia tuvo que renunciar in extremis ante unos requerimientos económicos imposibles para sus paupérrimas arcas.

El único inconveniente fue la hora de los partidos, que por exigencias del directo televisivo (los europeos tenían que poder verlos a horas convenientes) se disputaron a mediodía, es decir, bajo un sol asfixiante. El encuentro estrella del Mundial fue el que disputaron Inglaterra y Argentina en cuartos de final.

Después de un primer tiempo insípido, Maradona marcó a los 55 minutos con... el puño, la famosa "Mano de Dios". Cuatro minutos después, el ‘Pelusa’ se resarció convirtiendo el gol más bello de un Mundial tras eludir a cinco ingleses y hacer una carrera de 50 metros. A nueve minutos del final, descontaría Inglaterra (2-1).

Argentina se impondría después a Bélgica en semifinales (2-0) y a Alemania Occidental en la final (3-2) con lo que logró su segundo título.

Italia 1990

Evitar a toda costa la derrota, éste podría haber sido el lema del ‘Mondiale’ de Italia 1990, donde el buen fútbol y las ideas brillaron por su ausencia, no así las amonestaciones, 164, y las tarjetas rojas, 16. Además, esta cita ostenta el triste récord de menor promedio de goles: 2,21.

La mayor fiesta del fútbol quedó desteñida por el conservadurismo. Por primera y única vez hasta ahora, un conjunto africano, Camerún, alcanzó los cuartos de final. Un buen ejemplo de lo que fue el Mundial llegó en la final entre Alemania y Argentina, en un partido anodino que aburrió a televidentes y espectadores, en el que el alemán Andreas Brehme marcó de dudoso penal el gol de la victoria a los 85 minutos.

Maradona lloró amargamente y Alemania, a punto de unificarse, festejaba como nunca su tercera victoria en un Mundial.

Estados Unidos 1994

La Copa del Mundo de 1994 se disputó en Estados Unidos, donde el fútbol (soccer en ese país) era un deporte desconocido que apenas despertaba emociones. Brasil se coronó campeona después de vencer a Italia en la final, aunque el partido fue muy deslucido con respecto a lo que se pudo ver antes (0-0).

El mayor trofeo del fútbol se decidió...en la tanda de penales. El infortunio abrazó a Roberto Baggio, el héroe italiano durante toda la competición, al fallar el penal decisivo ante un Brasil que volvía a saborear la victoria y su cuarto título mundial después de 24 años de sequía.

Esta cita mundialista será recordada, asimismo, por la trágica muerte del defensa colombiano Andrés Escobar, que fue asesinado en Medellín en un incidente presuntamente relacionado con un autogol que marcó frente a Estados Unidos (2-1) y que supuso la eliminación de su país. Maradona protagonizó el escándalo.

El capitán del equipo argentino (que había podido entrar en Estados Unidos gracias a un visado especial dado su pasado con las drogas) dio positivo a cinco sustancias prohibidas (efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina) tras un partido ganado contra Nigeria (2-1).

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) lo retiró del torneo y la FIFA decidió, un mes más tarde, suspenderlo por 15 meses.

Francia 1998

El Mundial de Francia 1998 presentó varias novedades. La primera y más importante fue que los participantes aumentaron de 24 a 32. Además, se instauró el gol de oro a partir de octavos (el primero lo marcó el francés Laurent Blanc contra Paraguay) y, por último, se prohibieron las rejas para separar al público del campo.

¡Allez les bleus! fue sin duda la frase más oída durante este Mundial, dignamente ganado por unos anfitriones que, sin deslumbrar, fueron afianzándose en cada partido hasta “estallar” en la final ante un Brasil que todavía se pregunta qué le pasó aquel 12 de julio para encajar tres goles con tanta facilidad.

Puede que las extrañas convulsiones sufridas por Ronaldo poco antes del encuentro, tuvieran algo que ver, aunque los auriverdes, que partían como favoritos, no acabaron nunca de convencer en los partidos previos.

En la final, hubo un sólo equipo y una única estrella, Zinedine Zidane, autor de dos goles de cabeza ante unos brasileños incrédulos, que vieron evaporarse su quinto título mundial.

Corea y Japón 2002 

La primera Copa del Mundo asiática culminó como un cuento de hadas. Ronaldo, la estrella resucitada, marcó los dos goles de una final inédita y con peso histórico, entre Brasil y Alemania, en un torneo lleno de sorpresas. Esta final lógica no logró hacer olvidar la inesperada presencia en semifinales de dos invitados sorpresa.

Por un lado, Corea del Sur, apoyada por la "marea roja" de sus hinchas, y, por otro, Turquía, cubierta de gloria en su segunda participación. En el caso de Corea del Sur, jugó a su favor el hecho de ser local. Por ejemplo, Italia se inclinó ante los asiáticos en octavos y España en cuartos, en dos partidos en que los surcoreanos contaron con actuaciones arbitrales a su favor.

Por primera vez, la Mannschaft y la Seleçao se enfrentaron en un Mundial, y fue en la final. Un choque en la cumbre, dos goles de Ronaldo (8 en total) y el pentacampeonato para Brasil.

Alemania 2006

El Mundial de Alemania 2006 no pasará a la historia, debido a un juego resultadista y especulativo, en el que no destacó ningún jugador por encima del resto y que será recordado porque fue la despedida de Zinedine Zidane, aunque fuera triste y con expulsión en su último partido, tras pegar un cabezazo en el pecho en la final entre Francia e Italia a Marco Materazzi tras un provocación de éste en el minuto 110.

Italia se impuso en la final a Francia en los penales después del empate (1-1). Ambos equipos estaban cortados por el mismo patrón. Su idea era dejar jugar el balón al contrario y esperar para sorprenderlo en un contragolpe o en un error. Pero los errores fueron pocos y la suerte se decidió en los penales, como en Estados Unidos-1994, en que Brasil ganó a Italia.

Esa búsqueda de resultados hizo que se marcaran apenas 147 goles en 64 partidos, con una de las peores medias de la historia (2,3 por partido). Las caídas de Brasil y Argentina en cuartos de final hizo que hubiera cuatro equipo europeos en semifinales, algo que no ocurría desde 1982.

Se echó en falta el nacimiento de una joven promesa. Se esperaba a Lionel Messi, pero José Pekerman lo dejó casi sin jugar.

Sudáfrica 2010

La primera Copa Mundial de la FIFA en África coronó a España, que ganó 1-0 a Holanda en la prolongación de la final en Johannesburgo. Tras años y años de grandísimas decepciones, España se proclamó campeona de un torneo al que solía llegar como favorita y del que se iba habitualmente con la cabeza baja, como una de las grandes decepciones.

El equipo de Vicente del Bosque se apoyó en dos artistas del balón como Xavi Hernández y Andrés Iniesta, en un delantero letal como David Villa y en un magnífico guardameta como Iker Casillas. Holanda tuvo que conformarse con el segundo puesto, pero también acaparó elogios a lo largo de la cita, confirmando un salto de calidad por encima de los campeones históricos del torneo.

Uruguay fue la gran revelación del Mundial, después de haber llegado a Sudáfrica-2010 vía repechaje. La generación de Diego Forlán (que terminó con cinco goles y Balón de Oro del Mundial), Luis Suárez y Edinson Cavani entró en la historia del fútbol charrúa, rompiendo con cuarenta años de sequía e igualando la actuación de sus antecesores de México 1970, los últimos uruguayos semifinalistas.

La joven Mannschaft, un equipo renovado de la mano de Joachim Low que alcanzó el tercer puesto, permitió descubrir al mundo una generación ilusionante, con hombres como Thomas Müller, mejor joven del torneo, Mesut Özil (’el Messi alemán’) o el arquero Manuel Neuer. Brasil, Argentina, Italia y Francia (los dos últimos finalistas en 2006) fueron las grandes decepciones.

Paraguay alcanzó por primera vez los cuartos de final. Sudáfrica, a su vez, se convirtió en el primer país organizador en quedar eliminado en la primera ronda.

Brasil 2014

El segundo Mundial que albergaba uno de los países con mayor tradición futbolística, y cuya selección, la Canarinha, es la única en lucir sobre su escudo cinco estrellas de otros tantos títulos mundiales, no resultó como se esperaba para la ‘Torcida’.

Brasil cosechó en semifinales una de las derrotas más dolorosas de su historia, conocida como el Mineirazo, ante una Alemania más Mannschaft que nunca que derrotó a los pupilos de Luiz Felipe Scolari por 7-1, y que a la postre se proclamaría tetracampeona ante la Argentina de Messi.

En la final fue un gol de Mario Gotze en la prórroga el que dio el título a los hombres de Joachim Löw. El astro de la Albiceleste no pudo levantar su primer Mundial, aunque se fue con el consuelo de ser designado mejor jugador del torneo. La hasta entonces vigente campeona España decepcionó al caer en primera fase, al igual que Inglaterra e Italia, ambas en una llave en la que pasaron a octavos Costa Rica y Uruguay.

La Colombia de James Rodríguez, máximo realizador del torneo con 6 dianas, fue una de las sensaciones al llegar hasta cuartos. Y por primera vez en la historia dos equipos africanos, Argelia y Nigeria, llegaron a octavos de final.

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