Fla-Flu, historia de una pasión

Hoy a las 21:00 se vivirá una edición más del clásico que paraliza a todo Brasil. En el mítico Estadio Maracaná de Río de Janeiro, Flamengo y Fluminense se verán las caras. El primero en la lucha por el título y el segundo por entrar a Libertadores.

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Hace 104 años, Río de Janeiro era la capital de un jovencísimo Brasil, donde no existía la radio y el fútbol era un deporte de élites que asistió por primera vez al duelo entre dos clubes hermanos. Ya nada es igual, salvo las pasiones que agita el Fla-Flu.

Superados ya los 300 derbies, el cuento de la rivalidad más romántica de este país con el fútbol bajo la piel vivirá su próximo capítulo hoy en el Maracaná que fue teatro de épicos enfrentamientos.

Esta vez, Flamengo lucha por el título del Brasileirao y Fluminense por un lugar en la Libertadores. Pero cualquiera sea la circunstancia, es un clásico que arrastra una mística. “El Fla-Flu no tiene comienzo. El Fla-Flu no tiene fin. El Fla-Flu comenzó cuarenta minutos antes de la nada. Y entonces las multitudes despertaron”, escribió el mítico cronista y dramaturgo de mitad de siglo Nelson Rodrigues.

El Flamengo, el equipo del pueblo, contra las élites del Fluminense; la mayor hinchada de Brasil frente a la más vistosa; rojinegros contra tricolores. Hay que retroceder hasta finales de 1911 para encontrar la semilla de esta batalla en la frágil frontera entre el rencor y el aprecio.

El Fluminense se disponía a ganar el campeonato carioca cuando nueve de sus titulares se rebelaron contra la directiva, descontentos con las alineaciones. Los disidentes buscaron refugio en el Flamengo, un club de regatas creado en 1895 y sin interés por el balón. El 7 de julio de 1912, unas 800 personas asistieron en el campo de las Laranjeiras, hasta hoy sede tricolor, al primer Fla-Flu de la historia.

El nuevo conjunto formado por casi todos los campeones del año anterior perdió 3-2 ante sus excompañeros suplentes. “Eso creó una rivalidad todavía mayor”, cuenta a la AFP el periodista Roberto Assaf, coautor del libro ’Fla-Flu, o Jogo do Século’.

Nacía así el derbi al que los cariocas se refieren como “charmoso” (encantador). “El Fla-Flu se convirtió en un sinónimo de rivalidad, pero es una rivalidad diferente. No es algo bélico, el Flamengo nació del Fluminense, así que está más cerca de la rivalidad entre dos hermanos que se conocen muy bien”, afirma Renato Terra, director del documental ’Fla-Flu - 40 minutos antes do nada’.

Más allá de la cancha, gran parte de la mística de este derbi nació de la pasión de otra pareja de hermanos: Mario Filho y Nelson Rodrigues. Periodista y del ’mengao’, Mario fue el gran promotor del duelo desde el Jornal dos Sports en los años 40, mientras que Nelson, escritor y del Fluminense, traspasaba su fervor a unos textos ardientes que son parte de la literatura brasileña.

Pero los hermanos no estuvieron solos en su fascinación. Con los años y con la fundación de la radio nacional en 1936, “el Fla-Flu acabó convirtiéndose en un derbi más importante en el imaginario popular” en todo Brasil, añade Assaf.

El 15 de diciembre de 1963 fue su mayor exhibición como espectáculo de masas, cuando 177.000 personas, según los registros, rebosaron el Maracaná para la final del torneo carioca. Se estima, sin embargo, que más de 193.000 asistieron al partido que acabó dándole el título al Flamengo. Apelotonado entre la marea humana, estaba un niño de diez años. Se llamaba Arthur Antunes Coimbra, pero pasaría a la historia como Zico, uno de los mayores magos que conoció el balón y santidad del Flamengo.

“El Fla-Flu pasó a ser mi clásico preferido. Me encantaba entrar en el campo y mirar hacia las tribunas, ver los colores. Era un gran espectáculo”, afirmó en una entrevista con Globoesporte en 2012.

El ’Galinho’ marcó la historia del Flamengo, la de su transformación en un fenómeno popular, y se convirtió en un icono de Brasil. Ante millones de espectadores condujo al ’mengao’ a su única Copa Libertadores e Intercontinental (1981) , y es todavía el artillero de los Fla-Flu con 19 goles en 44 partidos.

Otros legendarios futbolistas como Rivelino, Assis o Zagallo, además de Bebeto, Romario o Ronaldinho (los dos últimos jugaron en ambos equipos) también disputaron este derbi centenario, pero nadie brilló como él. “El Fla-Flu, ya me lo decía mi hermano Mario Filho, es un partido para siempre, no es un partido para un siglo, un siglo es muy poco para la sed y el hambre del Fla-Flu”, escribió Nelson Rodrigues, quien falleció en 1980, 14 años después de su hermano Mario.

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