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El máximo coliseo del fútbol paraguayo era el escenario elegido para el juego con el que se cerraba la tercera fecha del Torneo Apertura. Sol de América hacía de local ante Cerro Porteño en un partido entre dos equipos que vivían grandes contrastes.
Los locales llegaban luego de 14 partidos oficiales sin poder conseguir victoria alguna. En los dos juegos precedentes del campeonato, el Danzarín había sumado dos empates.
La situación era diametralmente diferente para los azulgranas. El Ciclón había alcanzado el fin de semana el récord de imbatibilidad que hace dos décadas había establecido su tradicional rival, Olimpia, con 26 juegos sin conocer derrota.
La intención azulgrana era romper ese récord y cerrar la jornada siguiendo como único puntero del campeonato.
El gusto por el buen fútbol hacía esperar un partido interesante, cargado de emociones frente a ambos arcos.
Y de hecho fue así. Apenas comenzó el encuentro cuando ambos equipos comenzaron a buscar con insistencia el arco rival. Aún así, por la falta de puntería de los hombres de ofensiva o la buena labor de los arqueros, las chances pasaban sin ser aprovechadas.
Hasta que llegó el minuto 25. Cristhian Ovelar recibió el balón en el área, lo bajó y lo cedió al joven Ignacio Miño que definió de gran manera. Los cerristas se quedaron reclamando que el delantero solense había utilizado el brazo para dominar el esférico.
El árbitro no escuchó y el gol fue validado. Llegaba así el 1-0.
No hubo demasiado tiempo para el festejo solense. Apenas volvió a rodar el balón el Ciclón arremetió con todo y terminó con el balón metido al costado derecho para que Ángel Romero definiera de gran manera con un potente derechazo. Se ponía 1-1.
A partir de ahí, se pudo observar un constante ida y vuelta sobre el campo de juego. Cerristas y solenses tuvieron nuevas oportunidades para ponerle fin a la paridad, sin embargo no las aprovechaban.
Así fue que el primer tiempo llegó a su final con el marcador igualado.
En la complementaria, Sol de América arrancó imprimiendo mucha verticalidad a su juego en buscar de anotar el segundo gol.
Los locales consiguieron su cometido rápidamente. En el minuto 48, Marcos Duré se encargaba de poner el 2-1 a favor de Sol.
Cerro comenzó a buscar con insistencia el gol del empate. Pero dejaba algunos espacios atrás que eran aprovechados de gran manera por la rapidez solense para crear zozobras frente al arco azulgrana.
De hecho, en el minuto 60 un tiro libre azulgrana bien cortado por Roberto Acosta dio inicio a un rápido contragolpe que terminó con Cristhian Ovelar anotando el 3-1.
Cerro volvió a reaccionar rápido. Con un ataque rápido terminó enviando un centro desde el costado derecho para que Guillermo Beltrán se encargara de poner el 3-2.
Desde ese momento, el Ciclón no sacó el pie del acelerador para buscar el empate y la posibilidad de una victoria en un partido en el que todavía había mucho por contar.
En el minuto 72 llegaba el gol del hombre que le tomó el gusto a la titularidad y a hacer goles en cada partido en los que le toca participar. El español Daniel Güiza se encargaba de decretar el empate transitorio poniendo el 3-3.
Cinco minuto después, le llegaba el turno a Julio Dos Santos de hacerse sentir en el marcador. El 10 cerrista recibió el balón ante la pasividad de la defensa solense y terminó enviando a dormir entre las redes. Cerro pasaba a ganar 4-3.
Sol de América no estaba dispuesto a dejarse ganar siendo que había estado ganando. El Danzarín presionó con insistencia a un Cerro que trataba de cortar el asedio azul.
En el epílogo del encuentro, el árbitro cobró un penal a favor de Sol de América. La parcialidad azulgrana en pleno se levantó a reclamar la inexistencia de la falta.
Desde los doce pasos, Ovelar se encargó de definir de gran manera para poner el 4-4. No hubo tiempo para más porque al instante se escuchó el pitazo final.
Sol de América y Cerro Porteño empataron en un partido cargado de emoción, buen fútbol y polémica. El Danzarín sigue sin poder ganar, mientras que el Ciclón estableció un nuevo récord de partidos seguidos sin sufrir derrota a nivel local aunque su festejo no pudo ser total.