“Mi corazón está latiendo muy rápido, no puedo expresar con palabras mi alegría. Después de conseguir esto, pensé que estaba soñando, pero salgo a la calle y veo a la gente cantando, bailando y celebrarlo y veo que es real”, dijo entusiasmado a Efe Arhama Al Kuwari, un joven catarí de 20 años.
Una Catar liderada por el español Félix Sánchez Bas ha tocado el Olimpo del fútbol asiático tras ganar por primera vez en la historia una Copa de Asia desde el nacimiento del torneo en 1956 batiendo a Japón por 1-3 en el estadio Jeque Zayed, en Abu Dabi.
Tanto cataríes como residentes en el país se juntaron en la capital alrededor de pantallas gigantes para seguir y animar a la selección con banderas y camisetas granates en una noche que tildaron de mágica y en la que los comentaristas aseguraban en árabe que Catar tenía “tiki taka”.
El país enloqueció con el tercer gol marcado por Akam Afif. Los gritos y la euforia no solo de cataríes, sino de ingleses, franceses, libaneses, indios, pakistaníes y aficionados de otras nacionalidades resonaban en una noche preludio de lo que será el Mundial 2022 que albergará Catar.
Ataviados con la bufanda y la bandera catarí en coches de lujo y la música a todo volumen, los ciudadanos del pequeño emirato celebrarán esta victoria a lo largo del fin de semana y recibirán este viernes en su país a los ganadores del trofeo.
“Lo celebraremos en nuestros coches, yendo por las calles hasta la 'Corniche' (paseo marítimo), pitando por todo Doha, así es como expresamos nuestra alegría. Incluso sin fans en Emiratos, pero ganamos con el corazón y trabajaron muy duro para llegar a la final, jugaremos mejor incluso en la Copa América”, asegura Al Kuwari.
Por su parte, Reem Al Sulaiti, de 29 años, indicó a Efe: “Ha sido un gran triunfo en el territorio emiratí, que aplastó un país y que deseaban nuestra derrota. Este triunfo expresa un mensaje que es que Catar es más grande que el bloqueo y jugar sin sus fans”.
Los dos hinchas se refieren al bloqueo comercial y diplomático que le tiene impuesto Emiratos, junto a Arabia Saudí, Egipto y Baréin, a Catar desde junio de 2017 por supuestamente apoyar el “terrorismo” y su acercamiento a Irán, extremo que Catar ha negado.
Pese a que dejaron a los 23 jugadores de la selección catarí entrar al país, a los aficionados granates no les han permitido animar a los jugadores desde las gradas emiratíes.
Es más, en el partido de semifinales contra el anfitrión en Abu Dabi recibieron una lluvia de zapatillas, ya que la suela está considerada como algo “sucio” en su cultura y que sirve para mostrar desprecio.
“Los emiratíes siguen siendo nuestros hermanos, pero nos llevamos la Copa de allí. El equipo ha crecido junto con el entrenador desde las categorías juveniles al primer equipo y es una buena estrategia para ganar en el futuro”, aseguró a Efe el catarí Jaber al Marri, ingeniero de 33 años.
La victoria se cierra con números históricos para los cataríes, con diecinueve goles a favor y tan solo uno en contra, con Al Moez Ali como goleador de esta edición del torneo con nueve tantos y con el jugador Akram Affif que ha batido el récord de asistencias con diez, siendo el equipo más joven que gana el torneo asiático.
Catar ha escrito su nombre en el palmarés del fútbol asiático de la mano de Sánchez, con quien ya lograron una Copa de Asia con el equipo sub-19 en Birmania, en 2014.