El Mundial 2014, un evento que tuvo de todo

MONTEVIDEO. En una región donde el fútbol genera fanatismos sin límites, el Mundial Brasil-2014 se convirtió en el evento excluyente, donde resaltaron el papelón del anfitrión, la amenaza de Argentina y las irrupciones de Colombia y Costa Rica.

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Un sabor agridulce, más agrio que dulce, le quedó a Latinoamérica el Mundial porque perdió su invicto tras seis citas máximas en la región y vivió las frustraciones de sus potencias. Brasil recibió una paliza histórica en semifinales ante Alemania por 7-1 y volvió a sumergirse en una desilusión generalizada solo comparable al Maracanazo uruguayo, 64 años antes.

El entrenador Luiz Felipe Scolari debió haber recordado este episodio antes de cometer el error histórico de sentirse campeón incluso antes de comenzar el Mundial.

En 1950, Brasil se comió la liebre antes de cazarla y se quedó sin nada ante Uruguay y, del mismo modo, Scolari intentó bañar de orgullo a sus dirigidos con la premisa de que los partidos serían apenas un trámite hasta coronarse en casa, y así le fue.

Felipao fracasó además porque intentó cambiarle el ADN a la historia brasileña mutando a un perimido “catenaccio” defensivo, que ya ni siquiera utiliza Italia y porque le colocó la corona anticipada a un equipo en el que solo descollaba Neymar. Pero a diferencia de lo que se esperaba, Brasil sucumbió en el plano deportivo pero sobresalió en la organización de una cita complicada, con 12 sedes en un territorio que es como un continente.

La FIFA desconfió hasta último minuto y Brasil se encargó de responder manejando sus tiempos, que no son los europeos sino los típicamente sudamericanos: cuando las papas queman, la maquinaria despierta.

A Argentina, la otra potencia sudamericana, nuevamente se le atragantó el grito de campeón cuando parecía que Lionel Messi y sus muchachos dejarían atrás 21 años de sequía a nivel de selección mayor.

Estaba todo listo para la mayor hazaña en la historia del fútbol argentino y que sería irrepetible: que Messi levante la Copa en el mismísimo Maracaná, el cuartel central del archienemigo histórico.

Pero Messi deambuló sin rumbo por el campo del Maracaná en la final y para colmo se perdió un gol que no suele fallar, mientras que su compinche en la ofensiva, Gonzalo Higuaín, marró otro casi inconcebible en un goleador de su talla.

Y Alemania, que venía con el envión de la humillante goleada ante Brasil, no perdona estos deslices. Desde que ganó la Copa América Ecuador-1993, la albiceleste perdió las tres finales que jugó: la Copa América Perú-2004 y la de Venezuela-2007, en ambos casos ante su archirrival Brasil, además del último Mundial frente a Alemania por 1-0.

Uruguay, más temido por Brasil que Argentina por el síndrome del Maracanazo, se quedó sin nada por un tarascón de su figura Luis Suárez al defensa italiano Giorgio Chiellini. Suárez, un goleador implacable, estaba levantando vuelo en el Mundial pero se le fue la boca... y a la FIFA se le fue mano.

Tomándose en serio el apodo del “Pistolero”, la FIFA lo trató como un delincuente serial y lo condenó a un durísima sanción que le impedirá jugar la Copa América Chile-2015, donde estarán otras estrellas mundiales como Messi, Neymar, el chileno Alexis Sánchez y el colombiano James Rodríguez.

El volante cafetero, fichado por el poderoso Real Madrid, fue la figura emergente de América Latina en el Mundial, en el que su selección llegó por primera vez a cuartos de final orientada por el argentino José Pekerman, el entrenador con más partidos invicto en Mundiales, un total de diez, sumados los del Mundial-2006 como orientador de Argentina, eliminada por penales por Alemania.

Si la actuación de Colombia sorprendió por su solidez, el desempeño de Costa Rica fue un verdadero asombro porque en la fase inicial liquidó a Uruguay e Italia y empató con Inglaterra, tres campeones mundiales, cuando al inicio de la Copa las apuestas eran para saber cuál sería la goleada más abultada que recibiría.

El colombiano Jorge Luis Pinto, un riguroso conductor, llevó al fútbol centroamericano al escalón más alto en su historia y, aunque ya renunció, la selección costarricense puede dar pelea a México y Estados Unidos en el liderazgo de la Concacaf.

La selección argentina no termina de redondear un título, pese a que llegó alto en Brasil, pero sus clubes dijeron presente en los torneos internacionales. El título de River Plate en la Sudamericana y el de San Lorenzo en la Libertadores, mostraron una supremacía argentina a nivel de clubes en la región en 2014.

A San Lorenzo aún le queda este fin de año el estímulo del Mundial de Clubes aunque en la final deberá enfrentarse con el poderoso Real Madrid y ni siquiera un milagro del papa Francisco, su hincha más famoso, podría torcer la marcha de la implacable máquina merengue de Cristiano Ronaldo.

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