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Rivera tomó el timón del Sportivo Luqueño antes de la quinta fecha del Apertura, tras la salida de Javier Sanguinetti. La victoria ante el Deportivo Cuenca por la Copa Sudamericana no fue suficiente y, tras los malos resultados en el torneo local, la directiva decidió el cese de Sanguinetti.
El indicado para reemplazarlo fue Eduardo Rivera, así comenzaba su cuarto ciclo en el auriazul, donde ya estuvo en el 2014, 2015 y 2016. El primer partido comenzó de buena forma: victoria ante General Díaz por 2-0 con goles de Fredy Bareiro y Julio Dos Santos.
Allí se produjo el viaje a Ecuador para el partido de vuelta ante el Deportivo Cuenca. Los ecuatorianos, que quedaron con diez, lograron emparejar la eliminatoria y después cayó en penales. A la vuelta de Ecuador fue derrota de local ante Nacional por 3-1.
Parecía que el auriazul se levantaba del mal momento cuando en la séptima fecha goleó 4-1 a Guaraní, pero se vinieron dos partidos en los que no pudo marcar. Fue 0-0 ante el Deportivo Santaní y derrota 0-2 ante Cerro Porteño en la Nueva Olla.
El lunes, Luqueño tuvo todo para conseguir un buen resultado ante el 3 de Febrero. Comenzó ganando, pero cuando el juego terminaba se vino el empate del rojo de Ciudad del Este. Allí hubo protestas por parte de los aficionados y en la mañana del martes aparecieron pintatas en el club en contra de los jugadores y el presidente.
A la tarde, Eduardo Rivera habló con los directivos, presentó su renuncia y se fue después de 7 partidos dirigidos, con dos victorias, 2 empates y tres derrotas. Con 8 goles convertidos y 9 recibidos.