“Ha sido una situación incómoda para mí. Sé que cometí un error. Y quiero aprovechar para pedir perdón al pueblo ruso”, comentó a Efe al final del partido. Vida ya se había disculpado públicamente, pero su polémico comentario después de eliminar a Rusia en los cuartos de final no podía pasar por alto.
Los hinchas rusos le estaban esperando con el cuchillo entre los dientes. La primera media hora el gladiador croata pudo combatir en la arena del coliseo moscovita sin presión, pero el resto del partido fue objeto de un escarnio público general, con la excepción, claro está, del fondo donde estaban los aficionados balcánicos. Incluso cuando despejaba un balón, los resentidos aficionados silbaban al jugador que militó en el Dinamo Kiev, motivo por el que los ucranianos le apoyan desde la distancia, más aún después de apear al equipo anfitrión.
Durante dos días, la prensa rusa no dejó hablar de Domagoj, al que llegaron a calificar de “fascista” y “nazi”. Hasta la portada del principal diario deportivo ruso, “Sport Express”, estaba dedicada a su persona con el titular “¡Gloria a Croacia!”, aún así Vida demostró que está hecho de una pasta especial.
El comité organizador respiró en su momento aliviado cuando Ucrania no logró clasificarse para el torneo, ya que fue dejada en la cuneta por Croacia e Islandia. Pero la herida del antagonismo entre rusos y ucranianos volvió a supurar por culpa de Vida.
Vida intentó enmendar el entuerto y aseguró ayer que “no habrá más vídeos” y que respeta tanto a los rusos como a los serbios, a los que también indignó con otro incendiario vídeo. “Hemos jugado tres prórrogas seguidas, pero no estamos cansados. Tenemos un corazón tan grande como de grande es Rusia”, dijo Vida en el túnel de vestuarios en un claro guiño a la afición local.
“Vida se disculpó ante Rusia. ¿Y usted le ha perdonado?”, pregunta hoy el “Sport Express” en su página web. La encuesta virtual dice a todas luces que los rusos no son rencorosos. Por el momento, un 46 por ciento le perdona y un 25 por ciento no. Mientras, el resto de sondeados asegura que no hay nada que perdonar. Pero da la impresión que, pase lo que pase, el central croata tiene la piel muy gruesa. El infierno no es más que un purgatorio para Vida y los abucheos no le impedirán dar una alegría a su país y, de paso, a sus amigos ucranianos.