Hace dos décadas, el equipo que entonces dirigía Miroslav Blazevic, que acabó el torneo en tercer lugar, cayó en semifinales ante la anfitriona Francia (2-1), después de haber logrado un impresionante 3-0 sobre Alemania en cuartos.
En esa ronda, la selección que ahora entrena Zlatko Dalic logró el billete a semifinales de manera mucho más sufrida, en la tanda de penales (4-3 tras empate 1-1) ante Rusia.
Pese a esa diferencia, las comparaciones entre generaciones son inevitables.
“Tenemos un muy buen equipo”, declaró a la AFP antes del torneo el exinternacional Alen Boksic. El que fuera atacante del Marsella campeón de Europa en 1993 se perdió el Mundial-1998 por una lesión y dejó vía libre para que Suker fuera la estrella de un torneo en el que acabó como máximo anotador con 6 dianas.
Boksic destaca que la Croacia actual tiene “un centro del campo fantástico, especialmente Modric, el mejor jugador croata de la historia”.
Al contrario de lo que ocurría con la ’Generación 1998’, Boksic estimaba en su valoración previa que la Croacia actual no tiene “un banquillo lo suficientemente largo o profundo en relación a otros grandes equipos”.
En efecto, el equipo de 2018 no se ha visto sometido a muchas rotaciones, pero sus líderes, con Luka Modric, Ivan Rakitic y Mario Mandzukic al frente, han respondido bien hasta ahora.
“No jugamos bien en la primera parte, no controlamos el partido como queríamos. Pero hemos demostrado carácter”, afirmó Modric.
Croacia se convirtió en el segundo equipo en pasar dos rondas seguidas en el Mundial mediante tandas de penales, después de Argentina en 1990 (Yugoslavia en cuartos y luego Italia en semifinales).
En ello ha tenido protagonismo evidente el arquero del Mónaco Danijel Subasic, que ha evitado que Croacia se sumara a la lista de grandes equipos eliminados en Rusia-2018.
“Todos los equipos que juegan bien, como España, Portugal o Argentina, han vuelto a casa. Sólo quedan los equipos disciplinados, maduros, responsables”, opina Dalic en declaraciones a la web croata TCN.
El incidente Kalinic
El Mundial no había empezado precisamente de manera disciplinada en el vestuario croata, donde el atacante Nikola Kalinic fue excluido por Dalic antes del partido ante Argentina (victoria 3-0). La versión oficial fue una lesión, pero la prensa daba por hecho que era porque el jugador no aceptaba su suplencia.
En Francia-1998, Croacia también tenía grandes personalidades, con carácter fuerte, en su plantel, como Slaven Bilic, Zvonimir Boban o Aliocha Asanovic, además de Robert Prosinecki o Davor Suker.
“Estamos juntos desde hace 40 días y el ambiente es fantástico, sin el menor incidente (salvo la exclusión de Kalinic)”, asegura Dalic. “Si hay problemas, se motivan unos a otros”, subraya.
Puede que el seleccionador actual no tenga el carisma de Miroslav ’Ciro’ Blazevic, su lejano predecesor, que se había ganado a los periodistas luciendo una gorra de gendarme francés, en homenaje al policía Daniel Nivel, que había quedado en una situación crítica tras ser agredido por ’hooligans’ alemanes en Lens.
Zlatko Dalic, por su parte, está en este Mundial con su rosario de Medjugorje, un lugar de peregrinación en Bosnia, donde cuenta la leyenda que la virgen María se apareció a seis personas croatas en 1981.
Respecto a Gareth Southgate, su homólogo de Inglaterra, tiene algo en común: las dudas que existían al principio sobre su capacidad para asumir el cargo.
Dalic sustituyó a Ante Cacic en octubre de 2017, después de un empate 1-1 ante Finlandia que parecía complicar el camino hacia Rusia-2018.
El resto del camino es historia ya conocida y Dalic puede guiar a toda a una generación al mayor logro de la historia del fútbol y del deporte croata.