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El mítico Estadio Centenario se preparaba para recibir una noche más de fútbol. Otra vez tendría lugar una jornada doble en el marco de la ya tradicional Copa Antel que se disputa cada verano en la pintoresca Montevideo.
El primero de los duelos era uno de esos encuentros cargados de historia propia. El Club Atlético Peñarol, uno de los dos grandes del fútbol charrúa, recibía al Olimpia.
Ambos equipos han protagonizado duelos que quedaron grabados en la historia grande del fútbol sudamericano. Por ejemplo, fueron ellos los protagonistas de la final de la primera edición de la Copa Libertadores en un 1960 que parece ya tan lejano cuando el carbonero alcanzó por primera vez la máxima presea a nivel continental.
Diecinueve años después, en 1979, fue ante ese mismo rival que Olimpia daba pasos importantes para tiempo después ganar por primera vez en esa competencia llevando a Paraguay a lo más alto de Sudamérica.
Algunos lo llaman el “clásico de Sudamérica” y afirman que es con justicia.
Los dos rivales llegaban tras haber sufrido derrotas en la primera jornada del cuadrangular. El Decano paraguayo ante Rafaela (desde el punto penal), el Manya ante su tradicional rival Nacional en un juego con final bochornoso.
Fueron los locales los que arrancaron teniendo un poco más el balón. Los del cuadro aurinegro trataban de tener el balón para, en base al buen juego colectivo, presionar al Franjeado.
A diferencia del partido del pasado lunes ante Rafaela, el Decano mostraba mucha más seguridad en la zona defensiva. La línea de tres parecía mejor parada y los espacios ya no eran tan evidentes para el rival.
El equipo paraguayo trataba de quitarle el balón a los uruguayos para comenzar a generar también un poco de presión sobre la zona defensiva local.
Pero llegó el minuto 7, cuando una jugada -hasta el momento aislada- terminó con un Derlis González definiendo de gran manera para poner el 1-0 a favor del Decano guaraní.
Desde ese momento, Olimpia comenzó a crecer paulatinamente sobre el campo de juego. El Franjeado consiguió generar varias llegadas de peligro sobre la zona defensiva rival, pero ya no los consiguió aprovechar.
Así fue que llegó a su fin la primera etapa con la mínima diferencia a favor del equipo paraguayo.
En la complementaria, Olimpia perdió un poco la intensidad a la hora del ataque. Sin embargo corrigió los errores del encuentro anterior y ya no concedía facilidades en su zona defensiva.
A Peñarol se le hacía muy difícil por momentos pasar siquiera de mediocampo rápidamente como trataba de hacerlo. Y cuando el Carbonero llegaba o las buenas actuaciones de Centurión en el arco o la falta de tino de los delanteros charrúas, no sabía aprovechar lo que generaba.
El cuadro paraguayo tuvo algunas oportunidades pero no las supo aprovechar. Éver Almeida aprovechó para ir probando varias alternativas a lo largo de los minutos finales.
Olimpia se terminó quedando con la victoria ante Peñarol. El Decano subsanó errores mostrados en juegos anteriores y con un gol de uno de sus nombres nuevos terminó en el tercer lugar de la Copa Antel.