“Los árbitros hicieron todo lo posible para evitar los escándalos, pero los hubo porque no hubo cooperación por parte de los jugadores”, sostuvo el dirigente paraguayo.
El árbitro brasileño Sandro Ricci tuvo una polémica actuación en la victoria de Chile ante Uruguay por cuartos de final (1-0) en el que terminaron expulsados los charrúas Edinson Cavani y Jorge Fucile.
En ese encuentro Cavani recibió una segunda tarjeta amarilla por pasarle la mano por la cara al defensor chileno Gonzalo Jara, luego de que éste le introdujese un dedo en el ano en pleno partido, provocación captada en una fotografía que dio la vuelta al mundo.
Jara terminó fuera de la Copa por una sanción de la Conmebol por la posterior denuncia de los uruguayos. “Fue una Copa América muy difícil. Los equipos han venido bastante parejos, han trabajado duro, han complicado mucho el trabajo de los árbitros”, dijo el responsable del arbitraje en la Conmebol.
Ricci también tuvo un arbitraje polémico en el triunfo de Argentina frente a Uruguay por la fase de grupos (1-0) donde amonestó a seis jugadores, tres de cada equipo.
Su imparcialidad fue puesta en tela de juicio por el seleccionador de Uruguay, Oscar Tabárez, él mismo víctima de una sanción que lo expulsó del banco por un supuesto insulto que negó haber pronunciado en el partido contra Chile.
“Me parece que está fuera de discusión que no midió con la misma vara”, dijo Tabárez sobre el árbitro tras la eliminación de Uruguay.
De su lado el entrenador de Argentina, Gerardo Martino, manifestó abiertamente su preocupación por la permisividad de los árbitros en un certamen dominado por el juego fuerte.
La final del sábado entre Argentina y Chile la dirigirá el colombiano Wilmar Roldán, y el del tercer puesto entre Perú y Paraguay por el boliviano Raúl Orosco.