El partido cumbre de la cuadragésima cuarta edición del torneo de selecciones más antiguo del mundo reunirá el sábado en el Estadio Nacional de Santiago una variedad de millonarias estrellas sudamericanas, cotizados en el más alto nivel de exigencia en el fútbol de Europa.
Para empezar, el compromiso será una inmejorable ocasión para que se citen los dos discípulos aventajados del ’bielsismo’: Jorge Sampaoli, en Chile, y Gerardo Martino, en Argentina, amantes del fútbol ofensivo sin limitaciones y con personalidades marcadas por esa forma maníaca de sentir el fútbol.
Messi tiene la obsesión de un título con la albiceleste. Ya se le escapó una Copa América, en la final contra Brasil en Venezuela-2007, y su cara de desconsuelo en la final perdida contra Alemania es una de las imágenes imborrables del Mundial Brasil-2014.
La Copa América de Chile es su revancha, una especie de ahora o nunca. Apenas un gol en lo que va del torneo es su testimonio en el arco contrario, pero Messi es impredecible y explota en cualquier momento.
Pero a Martino esa sequía no le preocupa si el ’10’ del Barça repite ante ’La Roja’ el partidazo que tuvo ante Paraguay en las semifinales.
’Leo’ dejó ver buena parte de su calidad ante los guaraníes al participar directamente en las seis anotaciones, comandando el juego ofensivo con claridad y velocidad, en perfecta asociación con Javier Pastore y Ángel Di María.
¿Quién lo pueda parar? Quizás un terremoto... o el ’Pitbull’ de la escuadra roja: Gary Medel. Medel, de 27 años, encarna el espíritu de lucha del jugador chileno. Es el que corre por los demás, el que ’raspa’ sin temor, el que fastidia al rival, el que contagia a la afición, el de la arenga rabiosa, el que adora Sampaoli.
Mediocentro clásico, el DT lo bajó a la defensa como central por derecha en una línea de tres, una posición que le vino como anillo al dedo porque desarrolló mayor velocidad y fortaleció su voluntad de sacrificio, además de exaltar un manejo de pelota que poco se le conocía.
Si Medel dice “guerra” todos le siguen en Chile, y Messi tendrá que cuidarse del ’Pitbull’ que lo irá a correr en toda la cancha.
El ’Rey’ Arturo Vidal es el termómetro de Chile. ’El Jefecito’ Javier Mascherano es ’la voz’ de Martino en el campo, casi el capitán del combinado que lidera Messi.
Protagonista dentro de la cancha, por los tres goles marcados para ’La Roja’, y fuera de ella, por un accidente de tránsito que lo tuvo una noche detenido en una comisaría en plena Copa, Vidal es la batería del mediocampo chileno y por sus pies, además de los de Jorge ’el Mago’ Valdivia, pasa la evolución del juego ofensivo del equipo.
Mascherano es el viejo capitán que se le mide a cualquier mar. Si Messi es el líder y la imagen de la albiceleste, Mascherano es el símbolo de guerra.
El ’Jefecito’, que en los últimos años retrasó su posición en el FC Barcelona para jugar como central, ejerce como mediocentro en Argentina, dándole equilibrio y movilidad al equipo, y a pesar del poderoso ataque albiceleste Mascherano tiene el tanque para sumarse a la ofensiva y pisar el área contraria.
Claudio Bravo y Sergio Romero encarnan el golero moderno: seguros en los palos, con buen manejo del espacio y el juego aéreo, y efectivos con los pies.
El chileno, inamovible en el arco del FC Barcelona, ha encajado cuatro goles -tres de México y uno de Perú-, mientras que Romero, en filas de la Sampdoria y en el radar del Atlético de Madrid para la próxima temporada, ha sufrido tres, curiosamente todos de Paraguay.
Ambos guardametas hacen parte de la columna vertebral de sus seleccionados. Bravo, de 32 años, es el capitán de ’La Roja’ desde 2008, ha disputado dos Copas del Mundo (2010 y 2014) , cuatro Copas América (2004, 2007, 2011 y 2015) y es el futbolista con más presencias (94) en el combinado.
Romero, de 28 años, arribó a la albiceleste en junio de 2009 durante la eliminatoria al Mundial-2010, donde fue el ’1’ en el seleccionado dirigido en ese entonces por Diego Maradona. También fue una de las figuras argentinas en el Mundial Brasil-2014, y en Chile disputa su segunda Copa América luego de la del 2011.