La final de la Liga Europa en Amsterdam, el próximo día 15, ofrece a los “blues” la posibilidad de levantar un título al término de una temporada en la que quedaron apeados de la Liga de Campeones en la fase de grupos tras haberla conquistado la pasada campaña.
Si se hace con el trofeo, el Chelsea se convertirá en el tercer equipo en la historia que gana la Champions y la Liga Europa -antigua Copa de la UEFA- en dos temporadas consecutivas, un logro que solo han firmado hasta ahora el Oporto del portugués José Mourinho, en 2003 y 2004, y el Liverpool del inglés Bob Paisley, en 1976 y 1977.
Ese éxito supondría una satisfacción para Abramovich, que invirtió hace una década parte de un patrimonio amasado con el petróleo para cancelar la deuda que arrastraba el Chelsea y, conjurado para meter a su nuevo club en la élite del fútbol, gastó en fichajes una fortuna tal que alteró los precios del mercado europeo.
Gracias a esa inyección de dinero, los “blues” no tardaron en imponerse en la liga inglesa -ganaron la Premier en 2005 y 2006-, si bien la Champions, el mayor anhelo de Abramovich, se les resistió hasta la temporada pasada.
Por el camino, el millonario ruso ha demostrado su impaciencia con los entrenadores: tras despedir al italiano Claudio Ranieri en 2004, confió durante tres años en el portugués José Mourinho, que se fue en septiembre de 2007 tras fuertes discrepancias con el dueño del club.
Desde entonces, han pasado por el vestuario de Stamford Bridge ocho preparadores, entre ellos el italiano Roberto Di Matteo, que guió al equipo a levantar su primera Liga de Campeones, un mérito que no le sirvió para mantener su puesto cuando el equipo se complicó este año su pase a los octavos de la competición.
El español Rafa Benítez, que sustituyó a Di Matteo, tampoco resistirá al frente del vestuario más allá de mayo y ya anunció que dejará el club a final de temporada aunque el Chelsea gane la Liga Europa.
El técnico madrileño, que ya ganó una Copa de la UEFA con el Valencia, en 2004, y una Liga de Campeones con el Liverpool, en 2005, está decidido a cumplir con la promesa de títulos que hizo en su presentación como entrenador del Chelsea, el pasado noviembre.
Sin el marfileño Didier Drogba en el equipo, que la temporada pasada guió a los “blues” hasta la final ante el Bayern Munich que los ingleses ganaron en los penaltis, Benítez ha confiado de nuevo esta campaña para su ataque en el español Fernando Torres, en el que Abramovich se gastó 60 millones de euros en 2011 y que en los últimos meses se ha reconciliado con el gol.
El “Niño” fue una de las piezas clave del equipo ante el Basilea, en una vuelta de semifinales de la Liga Europa que se complicó en Stamford Bridge después de que los suizos se adelantaran con un gol en la primera del egipcio Mohamed Salah.
Con los tantos del brasileño David Luiz, que ya había marcado en la ida, del nigeriano Víctor Moses y del propio Torres, los ingleses le dieron la vuelta a un encuentro (3-1) que les abrió las puertas de su segunda final europea consecutiva.
El encuentro en el Amsterdam Arena será la oportunidad para que los “blues” sumen a sus vitrinas su quinto trofeo internacional, que su añadiría a la Champions que ganaron la pasada campaña, las Recopas de Europa que conquistaron en 1971 y 1998 y la Supercopa con la que se hicieron también en 1998.