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Mientra el sol se iba poniendo para dar paso a la noche sobre Asunción, en Barrio Obrero se comenzaba a sentir el ambiente festivo. Se esperaba el duelo entre vecinos para dar fin a la participación de ambos en la temporada oficial del fútbol paraguayo.
Cerro Porteño, ya consagrado campeón del Torne Clausura, recibía al que fuera el campeón del primer semestre y su vecino de enfrente: Nacional.
El Ciclón llegaba a esta fecha con la intención de escribir una nueva página de gloria en su historia, Con el título ya asegurado, la idea era cerrar el campeonato como invicto.
Para encontrarse con un equipo azulgrana siendo campeón invicto habría que remontarse a un siglo atrás, cuando en 1913 -en el primer año de su participación en el campeonato de Primera División- los de Barrio Obrero se alzaron con su primer título.
Cerro llegaba tras haber conseguido un empate en su visita a Deportivo Capiatá, durante un partido que tuvo que dividirse en dos días por cuestiones climáticas. Nacional, por su parte, había igualado a dos goles con Guaraní.
El hecho de que la Academia preparara un equipo lleno de debutantes juveniles -gran parte de su plantel había viajado a México para un amistoso ante el Monterrey- fue motivo de críticas en los últimos días.
Ambos equipos arrancaron tratando de dominar el balón para buscar las posibilidades que les permitieran abrir el marcador de forma temprana. Cerro trataba de tener el esférico, mientras que Nacional intentaba sacárselo y generar sus propias chances.
Pero llegó el minuto 17 y fue ahí donde se comenzaron a evidenciar los grandes problemas de la defensa tricolor. Julio Dos Santos robó un balón, encaró, entró al área y cuando Óscar Agüero trataba de achicar, cedió el pase a Ángel Romero que se encargó de definir con el arco en blanco.
Llegaba así el 1-0. La fiesta en Barrio Obrero se comenzaba a desatar.
Se tuvieron nuevas oportunidades, pero el primer tiempo llegó a su final con la mínima diferencia a favor del Ciclón.
En la complementaria, el Ciclón salió a buscar de forma insistente las oportunidades para llegar a nuevos goles. Pero las chances eran desperdiciadas una tras otra. Nacional, en cambio, no conseguía reaccionar.
Hasta que llegó el minuto 59, cuando Francisco “Chiqui” Arce ordenó el ingreso de Dani Güiza y José Ortigoza. Con el ingreso de ambos, el Ciclón ganó mayor fuerza en la zona ofensiva.
Seis minutos después de haber entrado al campo de juego, Güiza se encargaría de abrir más la diferencia en el marcador. Llegaba el 2-0.
No hubo mucho tiempo para celebrar, porque un minuto después el debutante Christian Mélida se encargaba de descontar a favor del Tricolor. El marcador ahora mostraba 2-1.
En el minuto 72, Ortigoza, se encargaría de definir de gran manera para anotar el 3-1 a favor del Ciclón.
A ocho del final, Güiza recibió el balón cerca de la mediacancha, pisó y buscó el espacio para recibir el pase al vacío. Puso el cuerpo ante la marca rival y definió ante la salida de Agüero. Se ponía así el 4-1 a favor del Ciclón.
Poco después se escuchó el pitazo final del árbitro. La fiesta ya era total en las gradas y se desató también sobre el campo de juego.
Cerro Porteño escribió una nueva página de gloria en su historia. Tras cien años de espera, el Ciclón de Barrio Obrero consiguió un título invicto.