El futbolista de 31 años, que se declaró culpable, había sido detenido el 24 de agosto al volante de su Porsche gris tras un control policial en Gloucester Place, en el centro de Londres.
Su tasa de alcoholemia por decilitro de aire expirado era de 80 microgramos, más del doble del límite legal en el Reino Unido, de 35 microgramos por decilitro. Esta cantidad equivale aproximadamente a siete copas de vino, aunque los niveles de alcohol en la sangre dependen de múltiples factores como la edad, el sexo o el metabolismo de la persona.
“Como saben, se trata de una infracción muy grave”, subrayó la jueza Amanda Barron, señalando dos circunstancias agravantes: la conducción peligrosa del jugador y la presencia de un pasajero. “No solo puso en peligro su vida sino también la de su pasajero”, le dijo al campeón mundial.
La magistrada señaló, sin embargo, que el arquero se declaró culpable y pidió disculpas “inmediatamente”, además no había cometido previas infracciones. Por este motivo, la juez redujo la multa inicial de 75.000 libras en un tercio, dejándola en 50.000 libras.
“El alcohol al volante es totalmente inaceptable. Asumo por completo la responsabilidad de mis actos. No es el ejemplo que quiero dar”, admitió Lloris en sus disculpas publicas. Por más campeón del mundo que sea el atleta ahora tendrá que ir a los entrenamientos del Tottenham en taxi o asistido por algún chofer del club.