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“Es de grandes saber en qué momento retirarse”, es una frase que uso siempre cuando veo a algún deportista poniendo fin a su carrera profesional, ya sea en un gran momento o tambaleando entre un buen y mal rendimiento.
Esto último no se aplica a Carlos Bonet.
De hecho, si repasamos sus más de dos décadas jugando al fútbol, difícilmente encontremos una etapa en la que fuera criticado por su bajo nivel y mucho menos por una actitud irresponsable.
“Profesionalismo”, “disciplina”, “sencillez”, “responsabilidad”, “ejemplo”, son algunas de las palabras que se repiten en comentarios y textos que hablan de él. Sobre todo en los últimos días, después que anunciara su retiro sin hacer ningún alarde.
Es que así es Bonet, siempre de perfil bajo, trabajando con total entrega, hablando solo cuando es necesario, nunca dándose el crédito por un gran partido y mucho menos exigiendo un lugar en el equipo o creyéndose dueño del puesto en la selección por su trayectoria.
Así llegó al mundo del fútbol y a Albirroja, con la que disputó tres mundiales, formando parte de la inolvidable generación de Sudáfrica 2010, que hizo historia al avanzar por primera vez a los cuartos de final de un Mundial.
Este incansable defensor bien puede jactarse de integrar el selecto grupo de futbolistas que vistió la casaca de Olimpia y Cerro Porteño, siendo incluso capitán y ganándose el respeto y la admiración de los hinchas de estos clásicos rivales.
Con Libertad logró la mayor cantidad de títulos y también -gracias a su muy buen rendimiento- la posibilidad de volver a ser transferido. En esa ocasión al Cruz Azul de México, hasta donde llegó la noticia de su retiro y en donde también lo recordaron de grata manera.
Carlos Bonet colgó los botines definitivamente y lo hizo de la misma manera que anunció su retiro de la selección paraguaya en 2012 (aunque un año después volvió a vestir la casaca albirroja).
En aquella oportunidad le preguntaron si enviaría una nota a la APF o al seleccionador (Gerardo Pelusso) para oficializar su renuncia, y su respuesta fue: “No hace falta hacer ningún comunicado, todo el mundo sabe, escucha las radios y se va a enterar. Saben que las veces que estuve en la selección me brindé al máximo”.
Esta vez, volvió a valerse de la radio para anunciar “una decisión” que la tomó “con la familia”. Para él alcanza -tal vez es lo que cuente-, con hacerle saber al hincha, al que lo vio jugar, al que lo admiró y aplaudió desde las gradas, sin importar qué casaca defendiera.
A los 41 años, Carlos Bonet se retiró.
El fútbol le dio muchas alegrías. Sin duda que algunas tristezas. Pero sobre todo conquistas, jornadas memorables, hazañas mundialistas, familia, amigos y una gran carrera profesional.
¿Él? Él le dio al fútbol todos esos valores que hoy se están perdiendo.