Anfield despide al hijo pródigo: Steven Gerrard

LONDRES. Tras 17 años de fidelidad a toda prueba, el capitán de los Reds, Steven Gerrard, pasó de niño prodigio del club a embajador viviente del Liverpool, disputara el sábado con 34 años su último partido en Anfield, contra Crystal Palace.

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El doloroso fin de carrera del centrocampista, que se apresta a imitar al ícono del glamour, David Beckham, pasando a Los Ángeles Galaxy la próxima temporada, recuerda las dificultades superadas para convertirse, con 708 partidos, en el tercer jugador más utilizado de los Reds detrás de Ian Gallaghan y Jamie Garragher.

Pero es innegablemente el que habrá dejado la mayor huella en el juego del equipo de la camiseta roja, que ha llevado el brazalete durante doce años. “Pienso que es Gerrard el mejor”, reconocía así su excompañero Jamie Carragher en 2012. “Dalglish, Souness, Rush (los otros ídolos) jugaban juntos en un equipo inmenso, él no siempre”, añadió.

Y pensar que había forzado a su club para pasar a jugador profesional en 1997 al hacer una prueba en... el Mánchester United 21.

Antes, había llegado con ocho años al club, justo después del drama de Hillsborough, en el que había muerto su primo de 10 años, una de las 96 víctimas que perecieron en la tribuna. Con el club del que es hincha, Gerrard ganó casi todo, incluida la liga de Campeones en 2005, marcando un gol en una final épica y el título de mejor jugador, salvo la Premier, que siempre se la ha resistido.

Este auténtico Scouser, como se llama a los habitantes de Liverpool, nacido a diez kilómetros de Anfield, creyó que su hora llegaba en 2014, pero un traspié contra Chelsea, a tres jornadas del final, le alejó del título. La eliminación de Inglaterra en primera ronda del Mundial brasileño poco después, le forzó a reconocer que se trataba de los “tres peores meses de mi vida” .

Pese a sus 114 partidos internacionales, el tercero con más encuentros, no ganó nada con la selección inglesa, con la que disputó tres Mundiales y otras tantas Eurocopas. Aunque todo había comenzado de forma ideal con un primer tanto espléndido en 2001 en una goleada en Alemania (5-1).

Tras pasar poco a poco de inamovible capitán a suplente esta temporada, Gerrard, incluso expuesto estos últimos meses a críticas al envejecer como jugador, continuó estropeando su gira de despedida al ser expulsado tras 38 segundos de su último partido en Old Trafford en marzo. Centrocampista completo, Gerrard, al que Zinedine Zidane elogió como “mejor jugador del mundo” en 2009, deja una herencia enorme y la huella de un jugador de clase.

Extremo, recuperador, organizador detrás del delantero y ocasionalmente lateral, mostró siempre su compromiso, su generosidad, al servicio de un club que nunca quiso dejar. Le tentaron Chelsea, Inter, Bayern y Real Madrid, pero su fidelidad le valieron un reconocimiento y un respeto eternos. “Steven Gerrard es ciertamente mi más querido enemigo, el que hizo de mí un mejor entrenador”, dijo como homenaje Jose Mourinho, que intentó tres veces llevarlo al Chelsea. “También he aprendido con mis mejores rivales, por los problemas que me plantearon jugando contra ellos”, añadió el portugués.

Gerrard reconoció recientemente lo duro de su partida. “Este momento es muy complicado y lo va a ser dejar todo esto. Estoy aquí desde hace 27 años. Me voy con la cabeza alta, orgulloso de hacer lo que he hecho. Ha habido también momentos malos, pero eso es intrínseco a una vida de futbolista. He crecido aquí, soñando con representar al club y he ido más allá de mis deseos”, dijo.

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