Desde su llegada al Juventus en el verano de 2014, Allegri lo ganó todo a nivel nacional y, tras rozar la gloria europea hace dos años contra el Barcelona, quiere coronarse en esta campaña en la final del 3 de junio en Cardiff (Gales, Reino Unido).
El conjunto turinés conquistó hace dos semanas su sexto título liguero consecutivo y la Copa Italia y sueña con cerrar su temporada con un triplete histórico, ya que nunca lo consiguió en sus 120 años de historia.
Si el Juventus logró colocarse de forma estable entre los mejores equipos de Europa en los últimos tiempos, muchos de los méritos pertenecen a Allegri, un entrenador que entró en el club a la sombra de Antonio Conte y que conquistó poco a poco la estima de su entorno.
El técnico toscano llegó a Turín entre polémicas por su pasada experiencia en el rival Milan y logró aplicar sus ideas tácticas con humildad, ya que cogía un equipo que venía de encadenar tres títulos nacionales bajo la dirección del ídolo del público Conte.
En su primer año con la “Vecchia Signora”, Allegri se hizo con el doblete (scudetto y Copa Italia) y alcanzó la final de la Liga de Campeones en el primer intento, tras eliminar al vigente campeón Real Madrid en las semifinales. Allí, a pesar de rendirse en la final de Berlín contra el Barcelona, el Juventus demostró que iba mejorando su mentalidad europea, sin por esa razón perder la atención en las competiciones nacionales, tradicionalmente la especialidad de los “bianconeri”.
El segundo curso de Allegri en Turín le presentó un obstáculo importante: su equipo parecía estar a punto de terminar su ciclo y muchos de sus futbolistas daban la sensación de haber perdido motivaciones. En ese momento, Allegri tuvo el mérito de contener las dudas internas y las críticas externas y logró lanzar a su equipo hacia otro título liguero gracias a 26 victorias en los últimos 28 partidos del campeonato, al que también agregó la décima Copa Italia.
La obra maestra del entrenador italiano se vio en esta campaña, concretamente en el mes de febrero, cuando tuvo la intuición de cambiar la ya histórica línea defensiva a tres con un 4-2-3-1, con cuatro jugadores de características ofensivas en el campo. Los argentinos Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala, el colombiano Juan Guillermo Cuadrado y el croata Mario Mandzukic agregaron a la tradicional impermeabilidad defensiva del Juventus un gran poder ofensivo, lo que le convirtió en un equipo arrollador.
En las últimas dos semanas, los turineses conquistaron su tercer doblete consecutivo, pero Allegri pidió a sus futbolistas un último esfuerzo para no fallar la final de Cardiff. “Estos chicos han sido fantásticos, pero ahora hay que culminar el trabajo de un año”, dijo en una rueda de prensa organizada el pasado lunes en ocasión del día de medios de la UEFA. Tras guiar a su equipo hacia dos finales europeas en tres años, Allegri quiere levantar su primera Copa de Europa y consagrarse definitivamente como uno de los técnicos capaces de marcar una época.