Un gigantesco reloj situado en pleno corazón de Moscú lleva desde hoy la cuenta del tiempo que falta para que eche a rodar el balón en el estadio olímpico Luzhnikí el 14 de junio de 2018, en la que será la primera Copa Mundial en Europa Oriental. “Siempre estamos contentos de recibir a invitados, y prometemos organizar una grandiosa fiesta deportiva que, estoy seguro, pasará a la historia del deporte mundial y del fútbol mundial”, saludó a los asistentes el presidente ruso, Vladímir Putin, en videoconferencia.
Idénticos actos tuvieron lugar en las otras diez ciudades que acogerán partidos de la primera fase, que se disputarán sólo en la parte europea de Rusia, incluido el enclave báltico de Kaliningrado. Además, en pleno empedrado de la Plaza Roja se ha instalado un campo de fútbol con gradas en el que se disputará un torneo de fútbol juvenil entre las selecciones de Rusia, España, Alemania e Italia.
El ministro de Deportes y presidente de la Unión de Fútbol de Rusia, Vitali Mutkó, destacó que las obras de construcción de los 12 estadios mundialistas no se han visto afectadas por la actual recesión económica rusa. Un estadio, el del Spartak Moscú, ya acoge partidos ligueros e internacionales; mientras la remodelación del Luzhnikí y la habilitación de los de Sochi y Kazán va dentro de los plazos previstos.
Mutkó también destacó que La destitución del secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, en modo alguno afectará a los preparativos. Pese a los llamamientos de algunas federaciones a arrebatar a Rusia el Mundial debido a irregularidades durante la elección, el proceso es irreversible desde que en julio pasado se celebrara en San Petersburgo el sorteo de la fase de clasificación. Un año antes del Mundial, en junio-julio de 2017, las ciudades de Moscú, San Petersburgo y Sochi acogerán la Copa Confederaciones.