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Alfaro, con el poder del convencimiento
Líneas replegadas en campo propio de movida en modo contención para ir saliendo de manera gradual. La envergadura del rival requería tomar recaudos para medir la temperatura del partido.
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El panorama se complicó temprano con un error de salida de Cubas que originó la recuperación albiceleste, el pase de “chucharita” de Fernández y la definición de Lautaro Martínez. La acción fue anulada en principio por posición adelantada, pero el gol subió al marcador a través del VAR, porque Gustavo Gómez habilitaba al atacante.
Paraguay tuvo dos buenas ocasiones antes de empatar. Una jugada preparada a la salida de un tiro de esquina de Almirón le permitió a Diego Gómez rematar sobre el área grande. El disparo fue desviado por un zaguero.
Después, Gustavo le quitó pintura al travesaño con un testazo, hasta que se dio el golazo de chilena de Sanabria tras un pase largo de izquierda a derecha de Alderete en dirección a Velázquez, la asistencia perfecta de “Kururu” (sapo) a Tony, quien resolvió de espaldas al arco, una fantástica pirueta al más puro estilo fútbol playa.
Dominio argentino (76% de posesión de balón en el priemr tiempo) y contragolpe paraguayo, con el protagonismo de Almirón con sus corridas. Mejoramiento de mitad de cancha para adelante, con algunos inconvenientes atrás con la marcación lineal, vulnerada por los argentinos con los envíos flotados.
Alderete le “raspó” a Messi y fue amonestado. Poco después volvió a cometerle falta al crack albiceleste, exponiéndose a la expulsión. El brasileño Daronco interpretó que la entrada no correspondía la amarilla por ser de baja intensidad.
Así como los visitantes reclamaban la medida disciplinaria, los locales también pidieron el castigo a Romero por contar un avance de Miggy. El juez había otorgado ley de ventaja.
El arranque de la complementaria fue inmejorable. Un tiro libre del “Pavo” Gómez en el segundo palo fue conectado por Alderete para cambiarle el palo a Dibu Martínez con su cabezazo cruzado. Al frente con la vieja y efectiva fórmula del centro, cabeza y gol.
Con mucho camino aún por transitar, la Albirroja peleó como en todo el juego, cerró los espacios, avanzó a la medida de sus posibilidades, evitando así el sufrimiento contra los campeones del mundo, impotentes por sus intentos infructuosos.
Los minutos pasaban y Paraguay atesoraba el gran triunfo, clave para escalar en el selectivo. El efecto “monguele’e” de Alfaro, que es básicamente el poder del convencimiento, se va prolongando. La clasificación al mundial norteamericano está a la vista. Una alegría más que merecida para la afición.