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Uruguay expone su posición privilegiada en la clasificación, la segunda detrás de Argentina, ante la necesidad de la Albirroja. Gustavo Alfaro se estrena como entrenador del equipo paraguayo y el anfitrión despedirá al delantero Luis Suárez, un gancho que llevó a los hinchas uruguayos hacerse de las entradas y copar esta noche el Centenario.
Que el arranque del ciclo en la Albirroja se convierta en una despedida amarga de uno que dio y mucho al cuadro charrúa en su rico historial. Un empate no es malo en el estreno de Gustavo Alfaro, esto considerando el momento por el que viene remando la selección paraguaya, ante no solo la falta de los resultados auspiciosos, sino sobre todo mostrar un nivel que lleva a recuperar el entusiasmo perdido y la jerarquía que llevó a Paraguay ser un rival temido en estas huestes.
La Albirroja precisa comenzar a recuperar terreno en esta ruta a la Copa del Mundo que se celebrará en el norte de nuestro continente.
En este recorrido pasaron dos técnicos: Guillermo Barros Schelotto y Daniel Garnero, y seis partidos sin que se tenga una motivación de apostar al futuro albirrojo. Un triunfo (Bolivia), dos empates (Perú y Chile) y tres derrotas (Venezuela, Argentina y Colombia) que dejaron solo cinco puntos de los dieciocho en juego.
En la reanudación de esta competencia después de casi un año, la necesidad paraguaya pasa más allá del estreno y la despedida en este enfrentamiento.
Volver a ver sonreír al paraguayo luego de un partido de la Albirroja pasó a ser hasta una obligación en medio de tantos males en el día a día en el recorrer. Si en Uruguay la quieren Celeste, que le cueste y que la Tricolor se tiñe de alegría. ¡Vamos, Paraguay!