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El tempranero gol de Alan Gómez le permitió a Nacional volcar el desarrollo del juego a su favor, a pesar de no tener el control del balón. El local tuvo tenencia, pero no la claridad necesaria para avanzar en ofensiva. El apresuramiento fue uno de sus principales adversarios, además del buen planteamiento defensivo de la visita.
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De un saque lateral llegó el tanto de la Academia. Una pelota metida al área que los defensas nunca lograron despejar, terminó en los pies de Gómez, que definió arriba, ante la apresurada salida del arquero Quiñónez.
Riveros y De la Cruz se hicieron cargo de la conducción del equipo auriazul. Fueron los que intentaron mostrar el camino, pero a los locales les costó una enormidad generar una situación clara para emparejar el marcador.
Viendo que no lograban contener en el medio sector, pues la pelea en esa zona estaba perdida, Víctor Bernay ordenó que sus hombres retrocedan líneas. Poblaron frente a su área para no ceder espacios y sacar todas las pelotas que llovían por uno y otro costado.
En el arranque de la complementaria ambos entrenadores realizaron cambios entre jugadores con las mismas características, por lo que ninguno modificó su sistema táctico.
Una tremenda doble atajada de Antony Silva evitó la caída de su portería. Trinidense apuraba y la Academia lo sufría. Los de José Arrúa empezaron a jugar con la tranquilidad que les faltó en el primer lapso e inquietaban seguido al fondo rival. Aunque el déficit seguía siendo el mismo... la definición.
Una tras otra eran las llegadas del equipo local y una tras otra eran desperdiciadas las ocasiones para emparejar el marcador. Algunas definiciones apresuradas, un incorrecto último pase o una salvada de algún jugador vestido de blanco.
Nacional golpeó temprano, soportó hasta el final las llegadas de su rival y salió del fondo de la tabla.
