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El árbitro Félix Ramón Benegas suspendió el partido entre Colegiales y Olimpia porque la cancha de Cerro Porteño estaba impracticable, llena de pozos y con lubricantes esparcidos en varios sectores. El primer paso era la reprogramación del encuentro, pero al final se dio otra determinación.
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Hubo sospechas que los propios fanáticos azulgranas hayan ocasionado los daños, para que el tradicional rival no de la vuelta olímpica en su propia casa, en la “capital del sentimiento”.
La dirigencia del Ciclón había presentado un recurso judicial para la detención del torneo alegando la actuación irregular de Cerro Corá en la fase decisiva.
Para acceder a dicha instancia, el club campograndense le había ganado una protesta a Sport Colombia, debiendo animar un partido extra contra Presidente Hayes por un lugar entre los ocho mejores.
Los “yanquis”, sin embargo, decidieron no participar del desempate, disconformes por las decisiones adoptadas en las central de nuestro balompié. El torneo estaba aún más enturbiado.
La instancias del Gobierno, el Consejo Nacional de Deportes inició una serie de investigaciones tratando de esclarecer los hechos ocurridos.
Ante la amenaza de la FIFA de suspender al país por las irregularidades, la entonces Liga Paraguaya de Fútbol, presidida por Jesús Manuel Pallarés, resolvió cortar por lo sano, con la culminación del campeonato.
De esa manera, Olimpia se consagró campeón de la mano de los conductores Éver Almeida y Alicio Solalinde, con una campaña de 16 victorias y 10 empates.