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Olimpia se impuso a Cerro Porteño en el clásico desarrollado en la Nueva Olla. El marcador quedó 2 a 1 a favor del Decano que “mentalmente es una roca”.
Olimpia: El equilibrio por sobre la inestabilidad
Un duelo vibrante como se esperaba. Equipos de estilos distintos. Uno con juego elaborado, pausado, buscando filtraciones. El otro, físico, frontal, que salta líneas y no da muchas vueltas para llegar al área rival.
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Cerro comenzó enchufado, Olimpia errático, principalmente en sus salidas defensivas. Ese mejor arranque azulgrana fue apagado con una jugada práctica, precisa y eficaz. Pase gol de Tito Torres y definición de primera de Derlis González, metido entre los marcadores centrales Patiño y Duarte.
Los azulgranas quedaron “groggy” y se expusieron a otro tanto que no llegó porque los franjeados no tuvieron la misma efectividad, sobre todo Montenegro que pifió desde una inmejorable posición.
En el fútbol mucho pasa por lo mental. Que lo diga el equipo de Francisco Arce con vaivenes, metido al principio, ido por unos 10 minutos al estar en desventaja, recuperado gradualmente para volver a meterse en el partido, hasta desconcentrarse de nuevo luego de la pausa para la hidratación.
Intervenciones estupendas de Olveira para mantener su valla en cero, saliendo airoso sobre todo contra Moreno Martins.
El segundo tiempo fue de infarto. Cerro Porteño se dio cuenta que necesitaba ponerse el overol para estar a tono del encuentro. Y fue empujando, Aquino movió el arco con un remate al travesaño.
Olveira necesitó una atención médica que duró casi 10 minutos por una lesión en la pantorrilla. A poco de ser cambiado, su reemplazante Aguilar, aún frío, no pudo con el remate de Moreno Martins, autor del empate luego de la recepción y el giro, en una maniobra que pudo haber terminado si Cardozo dejaba pasar el balón al córner. Su despeje lo conectó “Coyote” para la asistencia aérea de Aquino al boliviano.
Parecía que era el momento anímico del Ciclón, pero en la situación más apremiante, el Decano sacó a relucir su garra. Tito Torres capturó un rechazo y su envío flotado lo conectó con una acción acrobática Richard Ortiz para la inolvidable definición de volea.
Con lo poco que le quedaba de energía y recurriendo a los cambios, Cerro se fue adelante, pero su intento por evitar la caída fue en vano. Olimpia lo venció con actitud y lo sobrepasó en la clasificación.
Históricamente, la diferencia entre los grandes pasó por la cabeza, en la forma de afrontar y sacar adelante partidos decisivos.
Julio César Cáceres: “Superamos los obstáculos”
“Esto es puro trabajo, es confiar en tus jugadores. Superamos los obstáculos a base de trabajo y dedicación. Debemos seguir así”, expresó Julio César Cáceres López (43), que este mes cumple un año como entrenador del Decano y que disputó su décimo clásico como entrenador, con seis victorias, un empate y tres derrotas.
“Los muchachos nunca salieron del contexto que hemos marcado. Estuvimos siempre firmes para contrarrestar los cambios que hicieron”, indicó.
Richard Ortiz, autor de un golazo, señaló: “Ni yo puedo creer”, sobre su fantástica anotación de volea.
Francisco Arce: “Los jugadores dejaron todo”
“Lo único que no les puedo reclamar es rebeldía, esfuerzo, garra. Hoy los jugadores dejaron todo”, manifestó Francisco Javier Arce Rolón (51), quien ayer dirigió su 25º clásico, con un balance de 10 triunfos, siete empates y ocho derrotas.
“Una sola explicación es difícil de encontrar. Tenemos una forma de jugar y hemos variado para intentar encontrarle la vuelta. No fuimos precisos y determinantes”, señaló.
“Prefiero asumir toda esa carga. Si tengo que matar a un jugador mío dejo la carrera, dejo el club. Nunca voy a hacer eso”, mencionó el estratega azulgrana consultado sobre el nivel casi irreconocible del colombiano Rafael Carrascal.
Examen arbitral aprobado con solvencia
Éber Aquino Gaona (43 años) no tuvo mayores inconvenientes en su decimosexto clásico. El juez de la promoción 2000, con insignia de FIFA desde el 2016, dirige en Primera desde el 2010, con la particularidad que recién a partir del 2015 empezó a actuar con regularidad en el máximo circuito, en el que totaliza 191 cotejos.
Se registraron algunas escaramuzas. Tomó las medidas disciplinarias con calma, amonestando a seis jugadores de Olimpia y a tres de Cerro Porteño. Tan relajado se lo vio que hasta brindó entrevista en la cancha, previo al calentamiento. Un árbitro solvente que está a nivel de una Copa del Mundo.
