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José Ariel López viajó a Europa en busca de oportunidades para crecer en la carrera de futbolista. Pero los sueños que deseo cumplir, terminaron muy pronto a causa de una guerra. Sí, una en el siglo XXI. Rusia invadió y atacó militarmente a Ucrania, país que abrió las puertas al paraguayo, que vivía en la ciudad de Odesa, una de las que fue arremetida por los rusos. El día a día de felicidad y la rutina de entrenar cambió a la angustia y al temor por su vida.
López tenía programado volar con destino a Paraguay antes de que la situación sea más grave, pero el viaje fue cancelado y el jugador estaba obligado a buscar otras alternativas. Ayudado por una trabajadora del hotel en el que estaba alojado, encontró un lugar en un bus de personas que deseaban abandonar el país. El nacido en la localidad de Acahay subió y viajó a la frontera con Rumanía, por donde logró salir y hacer camino hacia Asunción.
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Este miércoles, luego de una travesía, López aterrizó en el aeropuerto Silvio Pettirossi, donde los familiares, incluyendo el padre en silla de ruedas, esperaban ansiosos por un beso un abrazo que calme toda la tensión que sufrieron desde el comienzo del conflicto bélico. “Lo positivo es que estoy bien, estoy sano. Tuve el apoyo de los compatriotas, eso me mantuvo con mucha calma”, expresó el compatriota en la zona de desembarque.
“Sinceramente, nada fuera de lugar he visto. Ese miércoles a la mañana escuchamos algunos ruidos de bombardeos pero no pasó a mayores. Después veíamos a los militares rondando por ahí (…) Desde el primer momento sentí el apoyo de muchos paraguayos. Fue muy importante para mí”, recordó López, quien ni siquiera pudo firmar el vínculo con el club ucraniano. “La firma no se dio porque los clubes no están seguros de lo que puede pasar”, señaló.