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Lo ocurrido aquella tarde del 30 de enero en Londrina, en el estado brasileño de Paraná (Sur), marcó a una generación entera de colombianos. En la última fecha de la primera fase, la Tricolor podía darse el lujo de perder con los anfitriones por hasta seis goles y aun así clasificarse al cuadrangular final del torneo que daba dos boletos a Sídney 2000.
La selección chilena, que se vería beneficiada en caso de que se diera la insólita paliza, estaba en el aeropuerto brasileño presta a regresar a su país. Pero la ‘Seleçao’ Sub 23 de Ronaldinho Gaúcho se fue de largo y, a falta de seis goles, le anotó nueve a los colombianos. Chile, anonadado, volvió al hotel y terminó obteniendo uno de los cupos olímpicos, dejando por el camino a Argentina.
Veintiún años después, el fantasma de Londrina, un revés que crucificó a una generación entera de futbolistas cafeteros, planea sobre de nuevo sobre la Colombia de Reinaldo Rueda. (AFP)