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La Superliga europea explotó bomba tras bombas desde el lunes, cuando doce de los clubes más poderosos del viejo continente lanzaron el nuevo torneo. Fue una declaración de guerra contra la UEFA y la FIFA. Si esperaban la aceptación general de los aficionados, el efecto fue contrario. Hinchas, jugadores, entrenadores, federaciones, gobiernos y los organismos que rigen el futbol continental y mundial estuvieron en contra del proyecto.
Este martes, un día después de la oficialización del torneo, uno de los fundadores comunicó que arrancó los trámites para abandonar la Superliga. “El Manchester City Football Club puede confirmar que ha promulgado formalmente los procedimientos para retirarse del grupo que desarrolla planes para una Superliga europea”, anunció el club ingles en redes sociales. De esta forma, es el primero en dar un paso atrás al ambicioso campeonato.
“El fútbol no es deporte cuando la relación entre el esfuerzo y el éxito, entre el esfuerzo y la recompensa, no existe. No es deporte cuando el éxito está garantizado de antemano. No es deporte cuando no importa si pierdes”, expresó este martes el entrenador de los Cityzens, Pep Guardiola. “No es justo cuando un equipo lucha, lucha y lucha, llega hasta lo más alto, pero no puede clasificarse porque el éxito ya estaba garantizado para otros pocos clubes”, agregó.
Por su parte, en el Congreso de la UEFA, Gianni Infantino criticó duramente a la Superliga. “Los clubes de la Superliga deberán afrontar las consecuencias (…) O estás dentro, o estás fuera. No puedes estar mitad dentro y mitad fuera”, amenazó el presidente de la FIFA. “Si ahora son gigantes es en parte gracias a la UEFA (…) Están a tiempo de cambiar de opinión y corregir su error”, señaló por su parte, Aleksander Ceferin, el mandatario de la UEFA.