Contundencia y convicción

Olimpia fue contundencia, convicción y jerarquía. Además supo capear las turbulencias dentro de los noventa minu- tos, un poco por mérito propio y bastante por la ineficacia rival. Ganó el clásico 2-0 a Cerro Porteño, con goles de Ramón Sosa, en el primer tiempo, y Jorge Recalde, en el segundo.

El remate de Ramón Sosa en medio de Marcos Cáceres y Aldo Maíz, que terminará en el primer gol
El remate de Ramón Sosa en medio de Marcos Cáceres y Aldo Maíz, que terminará en el primer gol

Cargando...

El que más generó se quedó sin nada

Olimpia ganó bien, cuantos clásicos tuvieron este mismo corte, en el que el que más generó se quedó sin nada y el que supo llegar terminó cantando victoria.

Porque como dice la canción, hay que saber llegar, y eso marca diferencias.

El juego se inició con un atajadón de Muñoz ante un disparo de Roque y la respuesta rápida de una gran acción de Ruiz con mal destino final, casi como un presagio de lo que sería la jornada.

Dentro del campo de juego no se notaba la semana de rompecabezas que vivió Cerro, ya que comandados por un Aquino cada vez más influyente, los azulgranas se plantaron bien y discutieron la posesión en cada metro del terreno al local.

Pero la contundencia paga doble y en un momento en el que el Ciclón aparecía mejor parado, Braian Ojeda rompió líneas, habilitó en gran forma a Torres y este envió un centro corto que Sosa transformó en gol con un excelente giro y una definición bien calculada.

Un golpe duro al rival y buena defensa para mantener la ventaja. Conste que Aquino reventó el travesaño con un tiro libre y Santa Cruz, defendiendo como el mejor zaguero, evitó que una palomita de Ruiz se transformara en gol.

¿Y Boselli? A contramano del último pase y los rebotes cercanos.

¿Y Recalde? Lejos del arco aunque en la parte final de la etapa inicial encontró su lugar en la cancha.

En la complementaria, Cerro Porteño salió como una tromba, acorraló a Olimpia, pero para pesar de sus intereses, salvo Ruiz, nadie estuvo a la altura de Aquino y su catarata de virtudes.

Virtudes tales como la gambeta, el desborde, el pase corto, el envío largo. Argumentos no aprovechados por sus compañeros, en una situación que no es nueva y que, por lo menos, debe empezar a inquietar a Francisco Arce.

El VAR anuló en buena forma el gol de Boselli que hubiese significado un justo empate a esa altura por tanta insistencia azulgrana. Pero el partido se jugaba tan cerca del área franjeada que los del fondo azulgrana fueron a buscar la patriada y terminaron regalando grandes espacios. Como el zaguero Delvalle, que en plena excursión ofensiva, rifó una pelota increíble incautada por Ortiz con un envío largo que entre Ale Silva y Recalde transformaron en el gol de la sentencia.

Dos de diferencia y si bien faltaba aún bastante tiempo para el final, ese gol instaló la sensación de historia cerrada.

El resto del tiempo de juego solo sirvió para corroborar la soledad de Claudio Aquino, con una reserva anímica aún suficiente para ir a buscar el descuento.

Y también quedaron al descubierto las pocas herramientas que posee el banco de Cerro, aún con el golpe del covid.

Para Olimpia la cosa va bien encarrilada, victorias sucesivas ante Guaraní y Cerro, dos grandes candidatos.

En lo numérico, el haber recibido un solo gol en contra no coincide con lo que se ha visto hasta aquí, ya que los rivales llegan con bastante frecuencia a la zona de Alfredo Aguilar. Pero la falta de puntería y las intervenciones de “Santaní” tienen mucho que ver con esos números satisfactorios.

Para Gorosito, un gran avance hacia la estabilidad en varios aspectos, empezando por la formación de su propio equipo.

Para Arce, esperar a los recuperados y tratar de volver a gestar un engranaje colectivo tan importante como el del Apertura 2020, ya que hoy existe una gran diferencia entre el trabajo de Aquino y quienes deben acompañarlo en la zona de definición.

@Fedearias77

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...