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Europa volvió a la normalidad en gran parte y el fútbol acompañó a la reapertura del movimiento social y económico del continente. A diferencia e Sudamérica, la mayoría de las ligas reanudaron la temporada en todas las categorías, incluyendo a las mujeres. Croacia no fue la excepción y reinició el torneo que tuvo presencia paraguaya. Jessica Santacruz había aterrizado en la ciudad de Split en febrero de este año, pero a causa de la pandemia y del confinamiento posterior, el debut oficial con el ZNK Split quedó postergado.
El curso 2020 volvió en junio y la jugadora guaraní vistió por primera vez la camiseta de un equipo europeo. El encierro de sesenta días, la crisis generada por el coronavirus y un terremoto de por medio quedaron atrás para que después de diez partidos, Santacruz tenga una explosión de sentimientos, emociones, felicidad y añoranza con la consagración de campeona. La derrota 4-1 contra el rival directo, Osijek, queda en la estadística por la amplia ventaja de goles que llevaba el ZNK Split, que ganó diez partidos seguidos desde la vuelta del fútbol hasta la caída en la última ronda de la competencia.
El título, el primero de una paraguaya en la máxima categoría europea, permite a Santacruz la envidiable oportunidad de jugar la Liga de Campeones Femenina. Pero antes de tener ansiedad o un deseo voraz de disputar la competencia, la realidad de la paraguaya es otra y el certamen continental no está en la primera opción de la futbolista, que tiene un futuro de metas contrarias. “Prefiero ir a un club estable que jugar la Champions League. Te puede decir que sí porque ya no soy una jugadora joven, aspiro para otras cosas y ya toque toche. Prefiero tener estabilidad económica que jugar campeonatos siendo pionera de algo en mi curriculum”, revela Jéssica a ABC.
“Firmé mi contrato por dos temporadas, es hasta febrero del año que viene. El fútbol femenino es muy inestable y ahora la pandemia golpeó a los clubes. Soy una privilegiada por estar en uno de los mejores clubes, pero la pandemia golpeó. Estuvimos conversando con mi representante sobre la manera de cerrar la temporada o si hay otras ofertas mejores, porque cuando una llega a ganar un campeonato te abren otras puertas. No sabemos si yo sigo para este club. Tenemos como veinticinco días de vacaciones y será trabajo de mis representante ver si sigo acá”, agrega desde la ciudad de Split.
El golpe económico generado por el covid-19 hace que la Liga de Campeones de la rama esté en duda. La edición actual es similar a la Champions masculina, que culminará en la ciudad de Lisboa, a partidos único y sin la presencia de público. En el caso de las mujeres, el torneo terminará en San Sebastián y Bilbao, España. “No sabemos si se juega, se dice que sería finales de octubre o inicios de noviembre, pero no es seguro. Por eso también no conviene quedarse. No conviene quedarse en un club donde golpeó la economía y donde tampoco se sabe si se juega la Champions este año o el próximo. Si se juega el próximo, yo debería firmar por otra temporada. Este es el momento para decidir si me quedo o me voy”, puntualiza la exSol de América.
“En los planes de mi representante no está que regrese a Paraguay hasta estar un año más en Europa. Tengo otras metas, otras expectativas y una de ellas, que está muy cerca y que siempre quise después de jugar es ser mamá. De treinta, jugar dos o tres años más ya es mucho para mí. Además, tengo lesiones encima que me hacen ver la realidad. No siempre voy a rendir o ser regular en todos los partidos con el nivel europeo”, admite Santacruz, quien tiene prácticamente definido que hará el resto del año. Pero falta una decisión, la más difícil para todo jugador o jugadora: decir adiós a la carrera.
“Después de todo lo que pasé en este año, en estos meses, yo jugaría hasta diciembre. Y me gustaría ser mamá en los próximos años. No quiero tener solo un hijo, me gustaría tener dos o tres. Me pongo indecisa porque el fútbol me dio todo, me dio un estudio y le tengo que dar honor, pero hay cosas que hay que dejar para hacer otras. Tampoco mis piernas darán hasta los cincuenta años”, reconoce Santacruz, que ante la aspiración de ser madre, sumada a la edad de 30 años, la prioridad están en los hijos y no en la Liga de Campeones de Europa.