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El 3 de julio de 2010 sigue en la memoria de todos los paraguayos y los españoles. De este lado del mundo, fue un día histórico para el fútbol nacional: por primera vez en la historia, la Albirroja jugaba los cuartos de final de una Copa del Mundo. En el camino quedó Japón después de una tanda de penales en la que Óscar Cardozo sentenció la clasificación. La ilusión de enfrentar a España por el boleto a semifinales era enorme. Pero con el transcurrir del partido, creció y se transformó en una posibilidad gigante.
Fue el mejor partido del seleccionado de Gerardo Martino en el Mundial de Sudáfrica. Paraguay tuvo la oportunidad de estar arriba en el marcador, pero Iker Casillas atajó un penal ejecutado por Óscar Cardozo. La Roja, que tuvo en lo pies de Xabi Alonso el 1-0, pero Justo Villar desvió la pena máxima, no perdonó en la segunda oportunidad de gol: David Villa definió a los 83 minutos de juego y otorgó el triunfo a los europeos, que avanzaron a la siguiente ronda y el 11 de julio, hace diez años, conquistaron el título de campeón con un tanto de Andrés Iniesta.
El mismo Iniesta, como el resto de sus compañeros, califica el duelo contra la Albirroja como el más difícil del camino a la final. “El partido contra Paraguay fue incómodo desde el primer minuto. Recuero el penal que paró Iker, fue clave”, recordó el mediocampista del Vissel Kobe desde Japón, donde el fin de semana reanuda la temporada de la J-League. “El Guaje (David Villa) pudo finalizar la sensación buenísima de tanto sufrimiento y la recompensa final de estar en tre los cuatro mejores”, agregó el exjugador del Barcelona.