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El covid-19 paralizó el fútbol y, como al resto del mundo, confinó a toda Sudamérica. En Colombia, donde la Federación planeaba regresar, pero recibió una negativa del Gobierno, Gerardo Ortiz pasa los días cumpliendo la cuarentena, entrenando y leyendo. “Estoy leyendo, también veo series, pero solo veo series de noche. Aprovecho para leer y capacitarme. Ahora veré que puedo seguir estudiando”, cuenta el arquero a ABC desde Manizales, una ciudad con unos cuatrocientos mil habitantes, pero llena de gloria.
En 2004, el Once Caldas, el equipo de la localidad escribió una de las hazañas de la Copa Libertadores: venció a Boca Juniors en la final y conquistó el título por primera y única vez en su historia. “Es una ciudad que no tiene muchos habitantes, entonces lo que se logró es una hazaña y lo llevan con mucho orgullo. De esa manera aparece la mística, el respeto y uno va a jugar y nos relacionan con la consagración del 2004”, señala Ortiz, el portero de 31 años que dejó Sol de América en 2018 para jugar en el Albo cafetero.
“Estoy muy contento aquí porque estoy creciendo como jugador y persona. Me recibieron muy bien y compraron el pase para tener la posibilidad de quedarme unos años más. Fue un buen momento, para mí y para Sol de América. Llegamos a un acuerdo con los dirigentes de que era una oportunidad para que me puedan vender. Se hizo el préstamo y acá hice lo mío para que se haga uso de la opción de la compra. Creo que tuvimos un acierto, en eso tuvo mucha injerencia mi hermano. Fue en un momento justo”, añade el guardameta, que suma 40 partidos con el campeón de América.
“Tenía dos propuestas más, pero me aboque al proyecto del Once Caldas porque que gustó bastante. En el 2018 jugué una Copa Sudamericana con Sol de América en Colombia, me gustó el ambiente y tenía el deseo de jugar acá. No estoy arrepentido y estoy muy feliz”, afirma Ortiz, quien jugó en el Danzarín por cinco temporadas. “Salí bien de Sol y estoy gradecido. Ojalá que en algún momento pueda volver porque es mi segunda casa, es donde se me abrieron las puertas y me mostré como arquero. Fueron cinco años maravillosos”, recuerda el jugador.
Ortiz admite que Colombia tiene un fútbol diferente en comparación a Paraguay. “Son diferentes en el juego y la rapidez. Es un campeonato con más toque, elaboración y el buen juego. En Paraguay el fútbol es más directo”, puntualizó. Además, habla sobre la dinámica de disputar varios partidos entre semana por la cantidad de torneos locales. “Lo máximo que le puede pasar a un jugador es jugar seguido. Me tocó el año pasado jugar la Liga, la Copa y la Copa Sudamericana y fueron momentos muy lindos y ajetreados. Uno estaba constantemente dentro de un campo”, añade a ABC.
Consultado sobre la dificultad que tiene el fútbol paraguayo en adaptarse a los partidos seguidos, el arquero explicó: “hay que tener en cuenta que en Paraguay hay un estado climático muy fuerte y el desgaste físico es aún mayor. Pero creo que es cuestión de costumbre, porque si esto se da seguido, el jugador paraguayo más se adapta a cualquier juego y circunstancia. No creo que sea algo que impida el volumen de juego que tenemos nosotros”. En Colombia juegan paralelamente durante todo el año los torneos oficiales, la Copa Colombia y los certámenes internacionales.
Ortiz cree tener edad para unas dos transferencias más y también mantiene el deseo de jugar en la Albirroja. Oficialmente, la única vez que el portero formó parte de la Absoluta fue en 2018, cuando observó desde el banco el triunfo de Japón 4-2 en un amistoso a días del Mundial de Rusia. “La selección paraguaya es mi obsesión. Me ilusiono siempre y trabajo para aquellas personas que puedan verme. Pero siempre respeto porque tenemos tres arqueros muy buenos y el grupo práticamente está armado. Nunca tuve contacto con el cuerpo técnico. Yo me enfoco en el día a día de mi club que es lo que me puede llevar a la selección”, puntualiza.
El ex Rubio Ñu, Quilmes y Olimpia está alejado de la familia, pero conoce sobre la sensación de vivir solo. “A veces se hace muy duro teniendo un poco a los padres y hermanos lejos, pero estoy acostumbrado porque a los 14 años salí de mi casa y se lo que se pasa detrás de la pelota. Por eso siempre respeto a mis colegas, porque se lo que se pasa”, subraya el futbolista, que sigue activando desde su domicilio bajo la supervisión del club. “No es lo mismo, pero es mejor que quedarse parado”, admite.
Por último, Ortiz tiene la esperanza de que el fútbol regrese y menciona que el continente seguramente está mirando qué hace Europa, que tendrá la reanudación de la Bundesliga en mayo y el reinicio de la Premier League en junio. “Creo que todas las ligas de Sudamérica estarán esperando que una en Europa se abra para conocer los protocolos”, culmina el arquero, que es periodista recibido y además, incursionó en el modelaje como imagen de varias marcas de vestir.