Margulies, de 80 años, director de las empresas Valente Corp. y Somerton Ltd., fue acusado por el gobierno estadounidense de pagar sobornos en nombre de las empresas Traffic y Torneos a jerarcas del fútbol a cambio de contratos de televisación y mercadeo para la Copa América y la Copa Libertadores entre 1991 y 2015.
Tras ser inculpado en el marco del escándalo de corrupción en la FIFA el 27 de mayo de 2015, decidió viajar a Estados Unidos para entregarse voluntariamente a la justicia y cooperar con las autoridades, aunque podría haberse quedado en libertad en Brasil, que solo extradita a sus ciudadanos que han cometido crímenes vinculados al narcotráfico.
Como parte de su acuerdo de culpabilidad, debió devolver 9,27 millones de dólares que había ganado por actuar como intermediario en el pago de sobornos. “Lavé dinero ilegalmente. Más lamentable es que lastimé a mi familia, mis amigos y al deporte que amo”, dijo un nervioso Margulies en español a la jueza federal de Brooklyn Pamela Chen, con la cabeza gacha, antes de escuchar su sentencia.
“Este fue un crimen grave (...) Su conducta destruyó la credibilidad del fútbol internacional”, le dijo la jueza, que sin embargo le aplicó una sentencia leve, cuando la gravedad de sus delitos requerían una pena de 108 a 135 meses de cárcel. Margulies regresará a Sao Paulo para cumplir allí su sentencia de dos años de libertad condicional, durante la cual no podrá trabajar en empresas de marketing deportivo.
A diferencia de lo ocurrido con otros acusados del FifaGate, y en recompensa por entregarse y colaborar, la justicia estadounidense permitió a Margulies aguardar su sentencia en Sao Paulo durante los últimos cuatro años y medio. No pasó un solo día en la cárcel. La jueza dijo que castigarlo por entregarse y cooperar tendría un efecto negativo para el gobierno y otros colaboradores.
En el marco del escándalo FIFA, el gobierno acusó a 42 personas y a varias empresas deportivas de 92 delitos y de pagar o aceptar más de 200 millones de dólares en sobornos. De los 42 acusados, cuatro han fallecido. Un total de 22 se declararon culpables, y solo seis han sido sentenciados. Trece aún están en sus países, donde fueron procesados por la justicia local o están en libertad mientras combaten la extradición, como es el caso de Jack Warner, de Trinidad y Tobago, expresidente de la Concacaf y exvicepresidente de la FIFA.
Solo fueron a juicio tres jerarcas que se declararon inocentes. El exjefe del fútbol brasileño José María Marín y el exjefe de la Conmebol, el paraguayo Juan Ángel Napout, fueron hallados culpables y condenados a cuatro y nueve años de cárcel respectivamente. El exjefe del fútbol peruano Manuel Burga fue absuelto.