“Necesito volver a casa. Me despido de Boca y del fútbol. Me despido de un club que me entró en el corazón, de este deporte, mi pasión. Iba a pasar en junio, en diciembre, pero tengo 36 años y no podía seguir 10 años más”, dijo en conferencia de prensa quien fue campeón del mundo con la camiseta ’azurra’ en Alemania 2006.
El mediocampista, que jugó 18 años en AS Roma y fue campeón mundial con Italia en Alemania 2006, aclaró que no tiene “ningún problema grave de salud” y dijo que solo siente “la necesidad de acercarme a mi familia, a mi hija. Ellos me extrañan y yo los extraño”.
“Voy a seguir en Italia trabajando en el fútbol, no sé en qué rol. Acá estamos muy lejos, es difícil conectarse con la gente en lo que pasa día a día. Voy a estar en Roma o ciudades cercanas”, dijo acompañado en la rueda por el presidente ’xeneize’ Jorge Amor Ameal.
De Rossi había llegado a la institución boquense en junio de 2019 y algunas lesiones lo alejaron de las canchas. Se había recuperado en noviembre pero sus actuaciones nunca llegaron a conformar del todo. En ese período jugó apenas siete partidos y marcó un gol.
En Boca hubo un cambio radical al imponerse en las elecciones de diciembre una nueva dirigencia que incluye al exjugador e ídolo de los hinchas Juan Román Riquelme, quien quedó a cargo del fútbol en todas las categorías. La llegada de De Rossi a Boca se cristalizó por un deseo suyo de vestir la camiseta azul y oro, además de cumplir el sueño de jugar en el mítico estadio La Bombonera.
“Es un honor vestir esta camiseta. Quiero ganar todo”, declaró al llegar, recibido con euforia y cariño por los aficionados. La incorporación del italiano fue impulsada por el entonces director deportivo, Nicolás Burdisso, quien había sido su compañero de equipo en AS Roma, pero que ahora fue desplazado tras la asunción de Riquelme.