A priori un duelo entre el penúltimo y el último clasificado no parecía el mejor reclamo para un aficionado al fútbol pero lo cierto es que unos y otros ofrecieron un digno espectáculo pese al fuerte viento, que hizo de cada balón aéreo una lotería.
Cualquier pequeño error de los visitantes era aprovechado por su rival. La situación tuvo consecuencias en el área propia. Allí falló Marc Roca en su intento por despejar de volea. Luego quiso corregir pero la pelota era de En-Nesyri. Se inició entonces un vendaval, no de viento sino ofensivo, que en instantes derrumbó el muro contrario. El marroquí entregó a Óscar, este filtró para Braithwaite y del resto se encargó el delantero. Se cumplió para los de Aguirre el objetivo de ponerse por delante.
La jugada del segundo tanto se inició con una excelente entrega de Roque Mesa a Kevin a espaldas de la defensa. Capturó el lateral cerca de la línea de fondo y fabricó una pared con Braithwaite para servir al corazón del área, donde aguardaba el ’26′ para definir con potencia.
A partir de ese momento se centraron los locales en mantener la distancia ante un equipo catalán que exhibió carácter para recortarla. No bastó con eso, ni con un disparo lejano de Campuzano que se fue alto, ni con la incertidumbre que rodeaba al Leganés en cada acción de estrategia en contra.
La derrota no es sino otra palada de tierra para un Espanyol que parece yacer inerte, conviviendo con un panorama clasificatorio al que no está acostumbrado en los últimos años y rehén de una competición europea que le permite soñar entre semana al tiempo que le causa desvelo los domingos.