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El incidente tuvo lugar poco antes del minuto 60 de partido. Luego de una acción en el costado izquierdo del campo, Balotelli tomó el balón con las manos y lo lanzó violentamente en dirección a los aficionados veroneses.
Furioso, se llevó un dedo a las orejas, indicando que había escuchado algo, y a continuación se dirigió a los límites del terreno de juego y comenzó a caminar detrás de la portería veronesa, como si quisiera abandonar el partido.
El jugador fue rodeado por sus compañeros y también por muchos de los jugadores del Hellas Verona, que intentaron calmarle y le abrazaron. El partido estuvo interrumpido unos minutos antes de que el ’speaker’ del estadio dijera por megafonía que los jugadores se marcharían a vestuarios en caso de otro incidente del mismo tipo.
Ese mensaje fue silbado por una gran parte de los espectadores, pero el partido se reanudó, con Balotelli sobre el césped. El fenómeno de los gritos de mono es recurrente en los estadios italianos y, desde el inicio de la temporada, el belga del Inter de Milán Romelu Lukaku, el marfileño del AC Milan Franck Kessié, el brasileño de la Fiorentina Dalbert o el inglés de la Sampdoria Ronaldo Vieira ya han sido víctimas.
Las sanciones contra estos gritos racistas son habitualmente inexistentes o pequeñas pero las instancias del fútbol italiano y varios clubes se comprometieron recientemente a la “tolerancia cero” en este tema.