Los locales mostraron desde el comienzo un increíble despliegue físico con el que pusieron en problemas a Alemania, que tuvo en los primeros minutos muchas dificultades para salir de su propia mitad. Alemania tardó en tomar un mínimo control del partido y sólo pasado el primer cuarto de hora empezó a desplazar poco a poco las acciones hacia la mitad irlandesa.
Los locales, no obstante, seguían haciendo gala de derroche físico y disciplina táctica y cerraban el camino a jugadas claras los germanos. Tras el descanso, Alemania empezó a fabricar ocasiones de gol desde el comienzo.
En el minuto 47, Peacock-Farrel salvó un remate de Marco Reus dentro del área, pero en el 48 ya no pudo hacer nada ante una volea de Marcel Halstenberg. La jugada la inició Serge Gnabry con un pase desde el medio campo que alcanzó a Lucas Klostermann en la banda derecha, desde donde lanzó un centro que aprovechó Halstenberg en el segundo poste.
El partido, pese a que Alemania tuvo el 75 por ciento de posesión de pelota, estaba abierto y lo único que podía dar seguridad absoluta a los germanos era el segundo gol, que llegó en el segundo minuto del tiempo añadido por medio de Gnabry, que marcó dentro del área tras un pase de Kai Havertz.