Balotelli, nacido en Palermo en 1990 con padres ghaneses y crecido en la norteña Brescia en su juventud, cumplió este verano uno de sus grandes sueños: vestir la camiseta del equipo de su ciudad y liderarlo en su regreso a la Serie A.
El delantero italiano, uno de los talentos más puros de las últimas generaciones del fútbol italiano y frenado en su carrera por su carácter “explosivo”, contaba con muchas propuestas, entre ellas la del Flamengo brasileño, pero finalmente apostó por un club que considera su casa, donde contará con el ambiente adecuado para exhibir su potencial.
Llega al conjunto lombardo tras una trayectoria de cuatro años en la Ligue 1 francesa, con tres temporadas en el Niza y una en el Marsella. Una etapa prolífica a nivel de goles que, sin embargo, le alejó de los focos mediáticos de la elite del fútbol. Marcó 17 goles en su primer año y 26 en su segundo con la camiseta del Niza, con el que llegó a disputar la previa de la Liga de Campeones (eliminado por el Nápoles), y acabó el último curso con 8 goles en 15 partidos en el Marsella.
Pese a que sus números hayan sido positivos, sus prestaciones siempre han sido acompañados por un sentimiento de insatisfacción por parte de sus seguidores, que le reprochan no aprovechar el talento cristalino con el que cuenta.
Y es que el arranque de la carrera de Mario fue demoledor y le convirtió en un ejemplo de precocidad. Estrella de los juveniles del Inter, el italiano debutó con el primer equipo a los 17 años y acabó su primera campaña como profesional con 7 goles en 15 partidos y el título liguero con el cuadro milanés entonces entrenado por su mentor Roberto Mancini.
Con tan solo 20 años, Balotelli acumulaba ya 28 goles con el Inter y lucía en su palmarés tres “Scudetti”, una Copa Italia y la Liga de Campeones de 2010, ganada en el estadio Santiago Bernabéu contra el Bayern Múnich.
Esos resultados y el talento mostrado dispararon las expectativas: Mario representaba el futuro del fútbol italiano, dolido tras la eliminación en la fase de grupos del Mundial de 2010, y estaba llamado a liderar un nuevo ciclo. Sus prestaciones convencieron al Manchester City a pagar 28 millones de euros para arrebatárselo al Inter, con el que el italiano tuvo varios altercados.
En Manchester Balotelli conquistó una Premier League y una Supercopa inglesa, aunque los focos mediáticos ingleses e internacionales estuvieron más colocados en una serie de comportamientos poco profesionales.
Criticado por sus excesos con sus bólidos, por lanzar dardos a sus compañeros de los juveniles del City o por varios altercados con su técnico Mancini, Balotelli perdió protagonismo en el campo.
Se relanzó con 30 goles en un año y medio al Milan (2013-2014), el equipo del que confesó ser aficionado, aunque volvió a bajar su rendimiento cuando fichó por el Liverpool en verano de 2014. Su paso por Anfield fue condicionado por problemas de pubis y acabó con solo 4 goles en 28 partidos.
Fue el último “grande” por el que jugó Balotelli, que de allí abrió su etapa en la Ligue 1 francesa y que se lanzó a partir de este lunes a por un nuevo reto, en su Brescia y en una Serie A que conoce perfectamente. Una nueva ocasión, en un club por el que pasaron leyendas como Roberto Baggio, el español Pep Guardiola o Andrea Pirlo, para intentar volver a ser “Súper Mario”. EFE