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El sábado último, la pareja que se conoció en una fiesta de Villa Olimpia contrajo enlace matrimonial en una ceremonia oficiada por el padre Mario López, en la Catedral Metropolitana. Un desfile incesante de curiosos a la entrada de la iglesia desde muy tempranas horas y osadas admiradoras del ídolo del Bayern Munich de Alemania que derramaban lágrimas y protagonizaban escenas mezcla de infundados celos y emoción dieron la nota pintoresca a la boda.
Una interminable alfombra roja, que iba desde la calle Independencia Nacional hasta el propio altar de la catedral, y la rigurosa custodia de la seguridad, con los mismos guardaespaldas contratados para la boda de Gaby Bo y Christian Castro, fueron parte del escenario para la esperada unión matrimonial.
A las 20:20, el clamor del público delató la llegada de la novia -escoltada por la policía motorizada- en un Cadillac negro de los años 60, propiedad del mejor amigo del novio: José Ibarra. Giselle Estefanía ingresó al altar de brazo de su padre, Ricardo Tavarelli, para dar el sí para toda la vida, cortejada por sus sobrinos Fabrizio (5) y Josefina (5). Roque, sobrio y elegante, con traje oscuro, reafirmó su compromiso nupcial ante Dios. Los recién casados se intercambiaron los anillos y cerraron su pacto de amor con un beso... y los sones del tradicional Ave María.
La salida de la catedral fue impresionante: espectaculares fuegos artificiales con una duración de 7 minutos, arroz y pétalos de rosas dieron el happy end a la ceremonia religiosa, bajo los vítores y los aplausos de los fanáticos.
LA NOVIA LUCIÓ UN TRAJE DE ENCAJE JU, AO POI Y ÑANDUTÍ
La novia paraguaya más fotografiada por la prensa alemana pasó la prueba: Giselle Estefanía vive su propio cuento de hadas y es la flamante esposa del ídolo juvenil Roque Santa Cruz, que brilla por cuatro temporadas, desde 1999, en el Bayern Munich. Giselle estaba preciosa. Todos elogiaron el porte y la naturalidad con que se movía. El peinado estuvo impecable: Gladys Cuttier, de Bellísima, eligió un chignon alto, muy elegante, bien tirante que la estilizaba y le permitía lucir su sonrisa y sus ojos marrones claros. Cecilia Fadul le diseñó un vestido de shantung de seda natural con aplicaciones de ñandutí y bordado con florecillas de encaje ju, con la cola de ao poi bordado y randas de ñandutí. Para el tocado, Giselle eligió tul de ilusión con detalles rebordados con los mismos detalles del vestido. El ramo era encantador con rosas y orquídeas en tonos pasteles rosa y té. La novia llevó zapatos de Ricky Sarkany.
FIESTA PRIVADA CON 500 INVITADOS
La que siguió a la ceremonia religiosa fue una fiesta privada a la que asistieron 500 invitados, entre amigos y parientes, entre ellos el representante manager alemán del protagonista de la fiesta, el novio y crack de fútbol, Roque Luis Santa Cruz.
Jazmines, orquídeas, rosas blancas y velas fueron los detalles que fascinaron a los invitados en la decoración de la quinta Tavarelli en Surubi-i, que estuvo a cargo de Verónica Ferrario y Miriam de Corvalán. Bajo la espléndida iluminación del ambiente, hecha por Oscar Elizeche, los mozos de Negra Manchini sirvieron la cena, consistente en una entrada de bocaditos típicos paraguayos, un buffet de lujo y una supermesa de postres típicos, café, té, bombones y chocolates. Se disfrutó de la animación de Mario Ferreiro, cerveza traída especialmente de Alemania, el show de una cantante holandesa, Marco de Brix, el grupo Los Farranderos y el DJ Papo Encina. Los invitados bailaron hasta las 6:00 de la mañana.
Una interminable alfombra roja, que iba desde la calle Independencia Nacional hasta el propio altar de la catedral, y la rigurosa custodia de la seguridad, con los mismos guardaespaldas contratados para la boda de Gaby Bo y Christian Castro, fueron parte del escenario para la esperada unión matrimonial.
A las 20:20, el clamor del público delató la llegada de la novia -escoltada por la policía motorizada- en un Cadillac negro de los años 60, propiedad del mejor amigo del novio: José Ibarra. Giselle Estefanía ingresó al altar de brazo de su padre, Ricardo Tavarelli, para dar el sí para toda la vida, cortejada por sus sobrinos Fabrizio (5) y Josefina (5). Roque, sobrio y elegante, con traje oscuro, reafirmó su compromiso nupcial ante Dios. Los recién casados se intercambiaron los anillos y cerraron su pacto de amor con un beso... y los sones del tradicional Ave María.
La salida de la catedral fue impresionante: espectaculares fuegos artificiales con una duración de 7 minutos, arroz y pétalos de rosas dieron el happy end a la ceremonia religiosa, bajo los vítores y los aplausos de los fanáticos.
LA NOVIA LUCIÓ UN TRAJE DE ENCAJE JU, AO POI Y ÑANDUTÍ
La novia paraguaya más fotografiada por la prensa alemana pasó la prueba: Giselle Estefanía vive su propio cuento de hadas y es la flamante esposa del ídolo juvenil Roque Santa Cruz, que brilla por cuatro temporadas, desde 1999, en el Bayern Munich. Giselle estaba preciosa. Todos elogiaron el porte y la naturalidad con que se movía. El peinado estuvo impecable: Gladys Cuttier, de Bellísima, eligió un chignon alto, muy elegante, bien tirante que la estilizaba y le permitía lucir su sonrisa y sus ojos marrones claros. Cecilia Fadul le diseñó un vestido de shantung de seda natural con aplicaciones de ñandutí y bordado con florecillas de encaje ju, con la cola de ao poi bordado y randas de ñandutí. Para el tocado, Giselle eligió tul de ilusión con detalles rebordados con los mismos detalles del vestido. El ramo era encantador con rosas y orquídeas en tonos pasteles rosa y té. La novia llevó zapatos de Ricky Sarkany.
FIESTA PRIVADA CON 500 INVITADOS
La que siguió a la ceremonia religiosa fue una fiesta privada a la que asistieron 500 invitados, entre amigos y parientes, entre ellos el representante manager alemán del protagonista de la fiesta, el novio y crack de fútbol, Roque Luis Santa Cruz.
Jazmines, orquídeas, rosas blancas y velas fueron los detalles que fascinaron a los invitados en la decoración de la quinta Tavarelli en Surubi-i, que estuvo a cargo de Verónica Ferrario y Miriam de Corvalán. Bajo la espléndida iluminación del ambiente, hecha por Oscar Elizeche, los mozos de Negra Manchini sirvieron la cena, consistente en una entrada de bocaditos típicos paraguayos, un buffet de lujo y una supermesa de postres típicos, café, té, bombones y chocolates. Se disfrutó de la animación de Mario Ferreiro, cerveza traída especialmente de Alemania, el show de una cantante holandesa, Marco de Brix, el grupo Los Farranderos y el DJ Papo Encina. Los invitados bailaron hasta las 6:00 de la mañana.