Se sospecha que los oceánicos pudieron dejarse perder con el fin de evitar ser segundos de grupo, lo que suponía tener que verse las caras con los actuales campeones del mundo, la selección de EE.UU., en octavos de final.
A pesar de los posibles intereses de los australianos, la selección dirigida por Andrej Lemanis cayó eliminada en el encuentro frente a Turquía en octavos de final, donde definitivamente dijo adiós al Mundial de baloncesto.
Tras este procedimiento disciplinario, la FIBA le ha dado una oportunidad a la selección de Australia para que dé una explicación sobre el tema antes de imponer medidas disciplinarias.