Los líderes del Oeste y el Este volvían a verse las caras después de que el pasado miércoles los Cavaliers se llevaran el triunfo por 129-122 en un partido arrebatador, muy intenso y sin duda uno de los encuentros más apasionantes de lo que va de temporada de la NBA.
Los fans se frotaban las manos ante otro duelo de alto voltaje, pero la revancha no tuvo nada que ver con aquel encuentro porque los Thunder (34-6), imperiales y despiadados, se encargaron de despedazar a los Cavaliers (34-6) desde el salto inicial con un Shai Gilgeous-Alexander majestuoso y que ya tiene el MVP al alcance de la mano.
Todos los apartados estadísticos reflejaron la colosal paliza de los Thunder, pero como resumen basta subrayar que Oklahoma ya ganaba 32-14 en el primer cuarto, que en el segundo periodo llegó a tener un +26 y que su máxima diferencia esta noche fue de +42 en el tercer episodio.
¿Más argumentos para temer a los Thunder? Los de Mark Daigneault sellaron esta memorable victoria con sus dos pívots titulares lesionados: Chet Holmgren e Isaiah Hartenstein.
Lejos de un cara a cara ardiente entre dos aspirantes con galones al anillo, Oklahoma manejó el partido a su antojo y humilló a los Cavaliers como si fueran un equipo cualquiera.
Shai firmó su enésima exhibición con 40 puntos (17 de 26 en tiros) y 8 asistencias en solo 29 minutos, ya que, como el resto de figuras de ambos conjuntos, no jugó el último cuarto porque para entonces ya estaba todo resuelto.
Luguentz Dort (22 puntos con un enorme 6 de 9 en triples) y Jalen Williams (19 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 3 robos) destacaron también en unos Thunder que, en los tres primeros periodos, brillaron con un 60,3 % en tiros de campo y un 45,7 % en triples (16 de 35).
Además, la fascinante defensa de Oklahoma desarmó al mejor ataque de la liga, tanto que los Cavaliers cometieron 21 pérdidas de balón que dieron pie a 30 puntos de los Thunder.
Con todo ello, los Cavaliers vivieron una pesadilla en el Paycom Center. Solo Darius Garland (20 puntos y 9 asistencias) y Jarrett Allen (13 puntos y 7 rebotes) levantaron la voz mientras que Donovan Mitchell (8 puntos y un ruinoso 3 de 15 en tiros) y Evan Mobley (5 puntos con 2 de 7) estuvieron terribles.
El 15-33 en el último cuarto, cuando ya no había nada en juego y estaban todos los suplentes en la cancha, permitió a Cleveland maquillar una velada desastrosa.
Inolvidable festival de Shai y Oklahoma
Solo en los primeros minutos mostraron los Cavaliers algo parecido a un plan. Ante la ausencia de Hartenstein y con Holmgren todavía recuperándose, los de Kenny Atkinson golpearon en la pintura con Allen como ariete y cargaron el rebote ofensivo.
Pero no tardaron en darse de bruces con el gigantesco muro defensivo de Oklahoma y sufrieron nada menos que 7 pérdidas en el primer cuarto.
Creciendo desde su defensa y controlando perfectamente el ritmo, los Thunder se dejaron guiar por Shai, fantástico con 15 puntos en el primer periodo. Además, Isaiah Joe y Branden Carlson sumaron dos triples por cabeza desde el banquillo y Oklahoma cerró el primer acto con un monumental parcial de 22-2 para el 32-14.
Shai por sí solo se bastó con 15 puntos para superar los 14 en total de todos los Cavaliers.
El ataque visitante era un drama, totalmente atascado, con errores en cada posesión y con señales indisimulables de impotencia y frustración.
Los Cavaliers eran un equipo desdibujado y abrumado por completo, nada que ver con ese conjunto letal que está asombrando este curso en la NBA. Solo Garland ofreció una mínima resistencia con 15 estériles en el segundo cuarto.
En cambio, los Thunder continuaban con la maquinaria a pleno rendimiento. Shai seguía en un plano celestial (11 puntos en el segundo cuarto) y a su lado todos pusieron su granito de arena: 10 puntos de Dort, 8 de Williams, otros 8 de Alex Caruso...
El 75-49 al descanso dejó el partido prácticamente sentenciado. Para entonces, Oklahoma había metido el 60,9 % de sus tiros y el 57,9 % de sus triples (fabuloso 11 de 19) y había forzado 13 pérdidas de balón de los Cavaliers.
La diferencia no hizo más que crecer y crecer en la reanudación, por lo que Cleveland sacó la bandera blanca y retiró a sus estrellas en el ecuador del tercer cuarto mientras los Thunder seguían saboreando una victoria maravillosa para una temporada que apunta a lo más alto en Oklahoma.