En el regreso del técnico Kenny Atkinson a Brooklyn, donde trabajó durante tres temporadas, los Cavs dieron una prueba de fuerza con siete jugadores por encima de los diez puntos.
Evan Mobley fue el máximo anotador con 21 puntos y Caris LeVert aportó 19 puntos y seis triples saliendo del banquillo; Donovan Mitchell metió 18 puntos, Georges Niang firmó 17, Isaac Okoro y Jarrett Allen contribuyeron con doce cada uno y Darius Garland anotó once puntos y dio seis asistencias.
Los Cavaliers se confirmaron como la mejor franquicia de la NBA con un balance de 23 victorias por cuatro derrotas. El equipo de Atkinson había arrancado la temporada con quince victorias de quince.
Alcanzó una ventaja máxima de 37 puntos con una primera mitad en la que estuvo por arriba del 60 % de acierto en tiros de campo y en la que rozó el 50 % en triples (12 de 25).
Los Nets nunca consiguieron tutear a los Cavs en el primer partido tras la salida del base alemán Dennis Schroeder con destino Golden State Warriors.
Schroeder había sido uno de los elementos más positivos en el comienzo de temporada del equipo de Fernández.
Contra los Cavs, el líder anotador de Brooklyn fue Cam Johnson, con 22 puntos. Day'Ron Sharpe aportó quince saliendo del banquillo y Jalen Wilson, trece.
Los Nets perdieron su tercer partido consecutivo, tras las derrota sufridas contra los Milwaukee Bucks y los Memphis Grizzlies.
Bajaron a la undécima posición, fuera de los puestos de postemporada, con un balance de diez victorias y 16 derrotas.