La asimetría del calendario ha permitido al conjunto de blanco ejercer como anfitrión de manera recurrente en los últimos partidos, un clima ideal que está aprovechando para iniciar la escalada a lomos de su público después de un comienzo de temporada poco habitual, con más sinsabores que alegrías.
En esos menesteres, se suceden victorias de las que aceleran la carga de la batería como la lograda en su momento contra el Panathinaikos, vigente campeón de Europa, o esta ante el conjunto de Belgrado, que llegaba como líder de la fase regular.
Un triunfo labrado con esmero desde el primer cuarto, el que Mario Hezonja y Walter Tavares establecieron una conexión especial. Del daño que podía hacer el caboverdiano ya estaba avisado el bando serbio, al que el año pasado le hizo un traje como visitante con 17 puntos, 12 rebotes y 4 tapones para 35 de valoración.
Lo de Hezonja fue más sorprendente, no por capacidad sino por la fluidez con la que repartió asistencias al 'cinco', tres casi de forma consecutiva en el 10-2 inicial que obligó al Estrella roja a pedir el primer tiempo muerto. No corrigió aún así demasiado el rumbo de los suyos Ioannis Sfairopoulos, pues se fueron al final del primer acto con solo 3 de 16 sumando tiros de dos y de tres, y una asistencia (22-10, m.10).
Estaba pues el plantel de Chus Mateo cómodo, con la confianza que le daba su buen trabajo defensivo para secar a un rival que en ninguno de los cuatro duelos anteriores de Euroliga había hecho tan pocos puntos en un periodo de diez minutos. Pero en la vuelta al parqué encajó un 0-8 de parcial que parecía cambiar el panorama.
La primera aparición de Dzanan Musa, superadas sus molestias físicas, fue providencial para tapar la grieta. Y a partir de ahí volvieron a sentirse sus compañeros cómodos, con un Eli John Ndiaye que ya no se sostiene como mero jugador de rotación y lleva tiempo ameritando para algo más. Esta vez, con puntos y compromiso para pelear por cada balón, logró poner al público en pie (46-29, m.20).
No alteró el paso por el vestuario la buena dinámica del bando madridista, que lejos de bajar el ritmo alcanzó pronto la barrera psicológica de la doble decena de puntos de ventaja y logró sostenerla casi en su totalidad en el tiempo hasta la media hora, a pesar de que por momentos parecieron levantarse ligeramente los de rojo a raíz de un triple lejano de Yago Dos Santos (71-54, m.30).
Brilló en ese tramo, y a la larga en todo el choque, el base argentino Facundo Campazzo, quien se marchó a casa sin fallar ninguno de los diez tiros que lanzó ante su exequipo, ocho de ellos libres; con seis asistencias y un total de 30 de valoración.
Así las cosas, todo estaba ya decidido a falta de diez minutos. Una alegría para el Real Madrid, al que toda victoria en la que pueda tener algo de respiro le ayuda en una temporada que será exigente, como todas, pero a la que poco a poco va tomándole el pulso.
- Ficha técnica:
95 - Real Madrid (22+24+25+24): Campazzo (13), Abalde (9), Hezonja (7), Ndiaye (12), Tavares (12), -cinco inicial-, Deck (10), Rathan-Mayes (3), Ibaka (5), Musa (17), Llull (3), Hugo González (2) y Gueye (2).
72 - Estrella Roja (10+19+25+18): Miller-McIntyre (5), Canaan (7), Kalinic (9), Daum (8), Plavsic (7) -cinco titular-, Teodosic (11), Davidovac (3), Mitrovic (6), Lazic (3), Dobric (2), Giedraitis (3) y Dos Santos (8).
Árbitros: Mehdi Difallah (Francia), Rain Peerandi (Estonia) y Hugues Thepenier (Francia). Sin excluidos.
Incidencias: partido de la jornada 5 de la Euroliga disputado en el WiZink Center ante 8.387 espectadores.