En el momento en el que se cortó, antes de tiempo, el himno de Sudán del Sur, país que hace unos días festejó el tercer aniversario de su independencia, su estrella, el pívot Wenyen Gabriel, mostró su enojo de forma clara, antes de abandonar la cancha.
En esos momentos de confusión general, el público presente y los jugadores -y el cuerpo técnico- de Puerto Rico reaccionaron de forma magistral; brindando una ovación cerrada a los jugadores africanos, que, pase lo que pase en este torneo, serán recibidos como héroes en Yuba, la capital de su país, después de la cita olímpica.
El himno se repitió desde el principio, sonó en su integridad, Gabriel retornó a cancha; y, superada la controversia, el partido arrancó en el Pierre Mauroy.