La leyenda intangible del Real Madrid

Ricardo MolinelliMadrid, 22 may (EFE).- El Real Madrid acaba de conseguir contra, casi, todo pronóstico su undécima Euroliga (Copa de Europa) en la Final a Cuatro de Kaunas, después de tres semanas de paroxismo baloncestístico en su máxima expresión.

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Intentar explicar desde lo técnico-táctico del baloncesto este triunfo es imposible e inútil. El pasado 27 de abril el Madrid perdió el segundo partido del playoff, en casa, ante el Partizán con el añadido de la vergonzosa tangana final que significó el 0-2.

"Solo faltaba remachar los clavos de nuestro ataúd", dijo el entrenador Chus Mateo al término de la serie con el equipo serbio.

Ganar tres partidos seguidos al Partizán de Zeljko Obradovic, los dos primeros en el 'infierno' de Belgrado ante veinte mil aficionados, era auténtica ciencia ficción, máxime tras la lesión de Gabriel Deck, que junto a la ausencia por sanción de Guerschon Yabusele dejaban al equipo sin un 'cuatro' contrastado.

La lesión de Walter Tavares, sin recambio por la ausencia de Vincent Poirier, era otro dato demoledor.

Entonces apareció Sergio 'Chacho' Rodríguez, escondido durante toda la temporada, apareció el mejor Tavares del año, la vieja guardia con Sergio Llull y un Rudy Fernández descomunal en defensa y en rebote ofensivo.

Mario Hezonja se transmutó en el mejor ala-pívot posible, multiplicándose en defensa y en ataque y Nigel Williams-Goss se sumó a la fiesta con una clarividencia no vista hasta el momento.

Se ganaron los dos partidos de Belgrado y el quinto del playoff en Madrid, levantando un 0-2 en contra y en casa que nadie había conseguido antes.

En la Final a Cuatro, el Barcelona era claro favorito en semifinales, sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado el Madrid les venció en la semifinal de Belgrado. Y en la final ante el Olympiacos, el mejor equipo de la fase regular, todo parecía en contra.

A falta de 2.12 minutos para el final del partido, el equipo griego mandaba en el marcador por 78-72 y estaba dispuesto a asestar la canasta de gracia de la victoria.

Tavares, 'Chacho', Rudy, Hezonja y Llull consiguieron que el Olympiacos pensara demasiado y un triple chachista posibilitó el 78-77 y que Llull en su única aportación ofensiva del partido, a 3.2 segundos del final, anotara la canasta de la undécima.

Tres semanas y siete partidos después -entre medias hubo que jugar en Valencia y Las Palmas- el Madrid pasó de muerto a agrandar su intangible leyenda.

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