Dos décadas sin Ayrton

Este jueves se cumplen 20 años de la trágica muerte del piloto de Fórmula 1 Ayrton Senna. El 1 de mayo de 1994, el brasileño fallecía luego de un brutal accidente cuando lideraba el Gran Premio de Imola, en San Marino.

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Quienes trataron con él aquél domingo 1 de mayo de 1994 relatan que Ayrton tenía algo raro ese día.

El brasileño tricampeón del mundo demoró más de lo normal para subir su auto. Se había quedado parado afuera del bólido durante varios minutos, revisándolo de arriba a abajo, como tratando de encontrar algún motivo para no subirse.

Senna parecía estar nervioso.

El Gran Premio de Imola, en San Marino, era en aquellos días el correspondiente a la tercera fecha del Mundial de Fórmula 1. Las complicaciones de las curvas de aquel circuito ya habían sido cuestionadas en varias oportunidades.

De hecho, el mismo Senna lideraba una especie de movimiento de los pilotos en reclamo por mayor seguridad para el circuito.

Pese a todo, Imola seguía formando parte del campeonato mundial. Aunque aquel fin de semana, las críticas volverían a hacerle sombras al circuito.

Los últimos días de abril y el 1 de mayo estuvieron cargados de tensión en el pequeño principado.

Los problemas comenzaron ya en los entrenamientos libres. El brasileño Rubens Barrichello sufrió un espectacular accidente. Su auto subió sobre un vibrador y el piloto sufrió un golpe muy fuerte, a 230 km/h.

Barrichello, un joven de apenas 21 años y originario de Sao Paulo como Senna, fue trasladado a un hospital. Cuando despertó, se encontró con su compatriota a su lado.

Una vez que vio que “Rubinho” se encontraba bien, Aryton decidió volver a la pista para continuar con su preparación para la carrera.

Pero, la tensión ya se había apoderado de él.

Tras los ensayos, el tricampeón del mundo retrasó su rueda de prensa para verificar su monoplaza con el ingeniero David Brown. Después, decidió regresar al hotel y llamar por teléfono a su novia, Adriane Galisteu.

Las cosas empeoraron al día siguiente, en la víspera de la carrera. Ayrton había establecido los mejores tiempos durante las vueltas de clasificación.

Se cumplían 18 minutos de estas pruebas cuando el Simtek-Ford de Ronald Ratzenberg, que había corrido apenas un Gran Premio, perdió el alerón delantero.

El austríaco no pudo controlar su monoplaza, que hizo un trompo a más de 300 km/h en la curva Villeneuve, antes de golpear un muro de contención y quedar inmovilizado en medio de la pista.

Senna estaba siguiendo todo por televisión. Inmediatamente, decidió dirigirse a la zona neurálgica del accidente, a bordo de un auto en el que se desplazaban directores de la carrera, para examinar lo que quedaba del auto, mientras el piloto era evacuado de urgencia en una ambulancia.

Después, decidió acudir al Centro Médico, donde el doctor Sid Watkins le anunció la muerte de su colega. El galeno le aconsejó dejar la Fórmula 1. De vuelta en la pista, Senna detuvo la sesión de clasificación y se encerró en su box, donde terminó llorando.

Cuando por fin salió del shock en el que estaba, decidió subir a su monoplaza para salir a la pista. Ayrton pidió que le acercaran la bandera austríaca. Su intención era ondearla en el momento de festejar la victoria en la carrera, algo que solo hacía con el pabellón brasileño.

Iba a ser una manera de honrar la memoria de Ratzenberg.

Antes de estacionar su bólido en la línea de salida, Senna decidió dar tres vueltas a la pista. Su costumbre era hacer solo dos.

Una vez en la largada, Ayrton rompió con todo el esquema que habitualmente practicaba.

Salió de su auto y decidió conversar con los periodistas. No dudó en criticar la estabilidad de su Williams y la inseguridad del circuito de Imola.

Antes de terminar la improvisada rueda de prensa, Senna preguntó por Alain Prost.

El francés, que había sido su compañero en McLaren y con el que protagonizaron una de las más grandes rivalidades de la Fórmula 1, se había retirado un año antes. Senna le envió un mensaje: “En la Fórmula 1 se lo extraña mucho”, afirmó.

Ayrton salió en “pole position”. Pero un choque entre Pedro Lamy y JJ Lehto provoca la entrada del “safety car”, que dura cinco vueltas.

La competencia se reanudó en la sexta vuelta. Para ese momento, el brasileño mantenía una ventaja de 0,67 segundos sobre un joven Michael Schumacher, en aquel entonces piloto de la escudería británica Benetton-Ford.

En la séptima vuelta, una tragedia sacudiría al mundo del automovilismo. A 310 km/h, el Williams de Senna cambia su trayectoria y choca, a unos 220 km/h, en la curva de Tamburello, la más rápida del circuito y que paradójicamente no tenía más seguridad que un muro de concreto a escasos metros de la pista.

El monoplaza impactó de perfil, perdiendo prácticamente todo el costado derecho.

El impacto hizo rebotar al coche hasta casi devolverlo a la pista. Por la inercia, el auto dio unas vueltas y volvió a salir del circuito de alta velocidad.

Como resultado del impacto, una llanta salió disparada, le golpeó en la cabeza y lo dejó inconsciente. Además, una varilla de la suspensión le atravesó el casco y la visera, ocasionándole fracturas en el cráneo. Sufrió una pérdida de masa encefálica.

Senna permanecía inconsciente en el habitáculo de su Williams, a la espera de que la carrera fuera abortada y la asistencia médica llegara.

El pánico se apoderó de todos los presentes, más aún ante la falta de reacción de Senna. Una enorme mancha de sangre en el lugar aumentó el dramatismo y las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de varios de los presentes.

Los auxiliares llegaron luego de 21 segundos, los paramédicos después de un minuto. El accidentado pudo mover la cabeza solo dos veces, por un impulso nervioso y luego toda actividad física desapareció.

El médico Sit Watkins, su amigo, fue el encargado de practicarle una traqueotomía de urgencia.

“Lo sacamos del habitáculo, le sacamos el caso y lo entubamos para hacerlo respirar. Sus signos neurológicos me dejaron en claro que habían sido lesiones fatales en la cabeza”, recordó el galeno tiempo después.

“De pronto, suspiró y su cuerpo se relajó. Fue en aquel momento, yo no soy religioso, pero fue en aquel momento que creí que su alma había abandonado su cuerpo”, afirmó.

Senna fue trasladado en helicóptero al hospital Maggiore de Bolonia, donde permaneció en coma algunas horas.

A las 18:05 se anunció la muerte clínica del tricampeón mundial.

Su corazón, que latía solo gracias a un respirador artificial, dejó de funcionar 35 minutos después.

A las 18:40 del domingo 1 de mayo de 1994, Ayrton Senna fue declarado muerto oficialmente.

Las causas del accidente de Senna fueron durante mucho tiempo motivo de múltiples discusiones.

Gracias a un análisis microscópico realizado tiempo después se comprobó que la columna de dirección -que estaba rota- tenía signos claros de fatiga del metal y que se quebró antes del choque, lo que produjo que el Williams del brasileño saliera despedido hacia un lado mientras trazaba la curva de Tamburello.

O por lo menos eso era lo que se pensaba. En estudios posteriores se ha deducido que la causa real del accidente no fue la rotura de la dirección.

Unas vueltas antes del fatal accidente había salido el coche de seguridad, que en aquella época eran coches de calle.

Debido al poco ritmo de ese vehículo, las ruedas de los monoplazas de carrera se enfriaron y perdieron presión, lo que provocó que parte de la carrocería del auto de Senna tocase el suelo, antes de la curva de Tamburello, y saliese despedido.

El ataud de Senna fue llevado por las calles de São Paulo en un carro de bomberos, seguido por más de dos millones de personas.

Fue enterrado, con honores de jefe de Estado, en el Cementerio de Morumbí, de dicha ciudad brasileña.

A su funeral acudieron pilotos de la talla de Jackie Stewart, Alain Prost, Emerson Fittipaldi, y Ron Dennis.

Veinte años han pasado desde la última vez que el grito de “valeu Ayrton” retumbara en los fines de semana de carrera.

Dos décadas después de su muerte, la figura de Ayrton Senna, considerado por algunos el más grande piloto de F1, sigue generando nostalgia.

Fotos: EFE, AFP.

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