Sainz, de 29 años, ganó de forma brillante una carrera que su compañero, el monegasco Charles Leclerc -que firmó la vuelta rápida-, acabó segundo; y el inglés Lando Norris (McLaren) tercero. El neerlandés Max Verstappen (Red Bull), que sigue liderando el Mundial, abandonó, por una avería de frenos, tras la quinta de las 58 vueltas que se dieron este domingo a la pista australiana; en la que el otro español, el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Aston Martin) acabó sexto, un puesto por detrás del mexicano Sergio Pérez (Red Bull); pero acabó perdiendo dos al ser sancionado con 20 segundos por una acción irregular en el accidente del inglés George Russell (Mercedes).
"La vida puede ser una auténtica montaña rusa, pero es maravillosa", exclamó el talentoso piloto madrileño nada más bajarse del coche y antes de hacer sonar el himno español en Australia. Resumiendo a la perfección su situación personal. En una temporada que comenzó -después de que Ferrari anunciase que el año que viene prescindirá de sus servicios-, con un gran tercer puesto en Baréin, una semana antes de sufrir el duro contratiempo de una apendicitis que le sobrevino, además, justo antes del viaje más largo del año.
Con enorme resiliencia y rebosando una maestría adquirida tras un constante aprendizaje a lo largo de los años. De esa forma resolvió sus problemas en 'Down Under' un sobresaliente Sainz, que, aunque se aprovechó de la retirada de Verstappen -la primera desde el Gran Premio de la Emilia Romagna de 2022, en Imola (Italia)-, ya había adelantado al súper-depredador neerlandés en pista. Y que, con gran ritmo en carrera, dejó entrever que este domingo hubiese optado al triunfo en cualquiera de los casos.
Después de que lo hiciese Red Bull en las dos primeras carreras -que Verstappen había ganado, por delante de 'Checo'- fue Sainz el que lideró esta vez un doblete de Ferrari. La escudería más laureada de la historia de la F1. Que a buen seguro se arrepentirá de haber prescindido del hijo del doble campeón del mundo español de rallys -y cuádruple ganador del Rally Dakar- para ofrecerle su volante en 2024 al siete veces coronado inglés Lewis Hamilton -retirado este domingo-, que llegará a Maranello con 40 años.
Leclerc se unió a la fiesta ferrarista con la vuelta rápida en carrera y ahora es segundo en el Mundial, a cuatro puntos de los 51 con los que lidera 'Mad Max'. Con uno de ventaja respecto a 'Checo' y con siete sobre Carlos, que, con una prueba menos, ocupa la cuarta plaza del certamen.
Sainz, que debutó en la F1 en 2015, a bordo de un Toro Rosso -reconvertido luego en Alpha Tauri y ahora en Visa Cash App RB- obtuvo su tercera victoria en la categoría reina. Su primer triunfo en la división de honor del automovilismo lo había firmado hace dos años en Silverstone (Inglaterra), sede del Gran Premio de Gran Bretaña: una pista legendaria que albergó, en 1950, la primera carrera de toda la historia de la F1.
La pasada temporada, el talentoso piloto madrileño fue el único que rompió el tiránico dominio de Red Bull, al anotarse la única de las 22 victorias que no se apuntó durante 2023 la escudería austriaca. Lo hizo en la noche de Marina Bay al ganar el Gran Premio de Singapur. Y este domingo, al triunfar en Melbourne, elevó a veinte su relación de podios en la categoría reina; el último de ellos, en la primera carrera del año, que había acabado tercero en Baréin el primer sábado de este mes.
Su triunfo es el trigésimo quinto de España en la F1; categoría en la que las otras 32 las logró el incombustible Alonso, en una segunda juventud a los 42 años.
Verstappen había firmado el sábado su trigésima quinta 'pole' en la F1, la tercera en las tres primeras pruebas del año; y afrontaba la carrera desde el primer puesto de la parrilla, en una primera fila completada por Sainz, que ya se había mostrado heroico en una calificación que acabó segundo apenas dos semanas después de haber sido operado de urgencia a causa de la citada apendicitis.
'Checo' había sido tercero en la cronometrada principal, pero los comisarios decidieron que había molestado al alemán Nico Hülkenberg (Haas) -noveno este domingo- durante la Q1; y lo sancionaron con la pérdida de tres plazas en parrilla, por lo que salió sexto, desde la tercera fila y al lado del australiano Oscar Piastri (McLaren), que concluyó la carrera en cuarta posición.
Fue Norris el que se quedó con el puesto en parrilla inicialmente reservado al mexicano, arrancando desde la segunda fila, en la que lo acompañaba Leclerc. Alonso partía décimo, al lado de su compañero, el canadiense Lance Stroll -séxto al final-, en la quinta hilera; por detrás de Russell (Mercedes), accidentado justo al final; y del japonés Yuki Tsunoda (RB), que se quedó con la séptima plaza tras la sanción del ovetense. En una pista con cuatro zonas de DRS en la que había que alcanzar un compromiso entre la alta velocidad en recta con el necesario agarre en muchas de sus 14 curvas; y en la que estaba claro que la gestión de la degradación de los neumáticos -se rodó con una gama de compuestos más suave que el año pasado, la más blanda de todas- iba a ser fundamental.
No salió el estadounidense Logan Sargeant, al que su escudería -sin un tercer chásis en Melbourne- invitó a cederle el sábado el Williams al tailandés Alex Albon; que había roto el suyo en los libres del viernes. Y el chino Guanyu Zhou (Kick Sauber) lo hizo desde el 'pit lane'.
En una carrera a dos paradas y que concluyó con un coche de seguridad virtual, la inmensa mayoría optó por salir con neumáticos medios, salvo Alonso, que eligió el duro; y Hamilton, que instaló el blando en su Mercedes. En una carrera que el séptuple campeón mundial de Stevenage no llegó a acabar.
La tradición advertía de que era de esperar algún percance en Melbourne, más aún después de las tres banderas rojas que habían ondeado el año pasado en Albert Park. Pero esta vez no hubo accidentes en la primera curva y la salida fue limpia.
Verstappen salió bien pero no abrió hueco inicialmente y Carlos lo adelantó entre las curvas 6 y 7 en la segunda de las 58 vueltas que se dieron al circuito de la capital de Victoria.
Del neumático trasero derecho de 'Mad Max' salía humo, por lo que paró tras la quinta vuelta. Y tuvo que retirarse -a causa de un problema de frenos-; algo que no sucedía desde el Gran Premio de la Emilia Romagna, en Imola (Italia) de 2022.
Ése fue el primer 'bombazo' de una carrera que acabaría con la explosión de júbilo de Sainz.
Carlos comenzó a apretar y Piastri paró a poner duros, con el fin de intentar hacerle un 'undercut' a Leclerc, que hizo lo propio para evitarlo. Y tras la decimocuarta vuelta, Sainz lideraba con casi siete segundos de ventaja sobre Norris, con 'Checo' en tercera posición -a 14- y Alonso cuarto, a 17.
Norris y el mexicano entraron en boxes en la siguiente, por lo que en esos momentos, completado el primer tercio del recorrido, dos españoles lideraban la carrera; con Sainz rodando con 18 segundos de ventaja sobre Alonso.
El talentoso piloto madrileño entró en garajes justo después -a poner duros-, cuando se paró el Mercedes de Hamilton y se decretó coche de seguridad virtual. Lo que le vino de perlas al doble campeón mundial asturiano, que aprovechó para instalar el medio.
Carlos puso duros en la 17 y, con la carrera re-ordenada, los dos Ferrari lideraban por delante de los McLaren, con Lando en cuarta posición, por delante de Alonso y de 'Checo', que había dado cuenta de Russell.
En la trigésima, Sainz apretaba a tope y mejoraba en seis segundos y medio a su compañero y en nueve a Norris; con Piastri rodando cuarto, por delante de Pérez, que había superado a Fernando, 'pegado' como una lapa, de forma muy inteligente, al DRS del mexicano.
Leclerc efectuó su segunda parada en la 35; una antes de que lo hiciese 'Checo' -que al igual que el monegasco puso de nuevo el duro-. Sainz efectuó la misma operación en la 42, regresando a pista con casi seis segundos de ventaja sobre su compañero, anunciando que sólo una auténtica desgracia impediría su triunfo.
Alonso lo hizo un giro más tarde y Russell lo hizo a falta de 12 vueltas para el final: en las que se jugaron el sexto puesto, que cayó del lado del asturiano, después de que el inglés se accidentase en la sexta curva de la última vuelta de una carrera que acabó con el 'virtual safety car'. Y no con la bandera roja que reclamaba el inglés cuando estaba aún dentro del 'cockpit', atravesado en mitad de la pista.
Los comisarios consideraron que Fernando efectuó una maniobra irregular en la acción que acabó con el accidente del inglés; lo sancionaron con 20 segundos y el doble campeón mundial asturiano (2005 y 2006) perdió dos puestos y acabó octavo.
A pesar del desgaste final de sus neumáticos, Sainz volvió a entonar el 'Smooth Operator' de Sade con el que festeja sus grandes momentos en la F1. Eso, antes de recibir abrazos y felicitaciones de su muy emocionado padre, el 'Matador'; de su primo y representante, 'Caco'; y de su novia, Rebeca, presentes este fin de semana en Albert Park. Atrás quedaban dos duras semanas de incertidumbres y con largas sesiones con el fisioterapeuta y en la cámara hiperbárica.
Carlos, nombrado ‘Piloto del Día’, se permitió incluso bromear, recomendando al resto de los pilotos “que se quiten el apéndice”, algo que equiparó a la garantía de éxito. Antes de escuchar la Marcha Real, el himno español, desde el puesto más importante del podio final de Melbourne. En el muy ilustre Albert Park.